CAPÍTULO 22: Una señal (Parte 1)

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Ya había caído la tarde. La sala redonda estaba bañada por las luces cambiantes de los candiles que habían encendido para alejar la oscuridad. Un espectro del frío húmedo que debía imperar ahí fuera deambulaba por la estancia como una brisa tan sutil que sería incapaz de agitar una llama, pero que no por ello era menos evidente. Aquella reunión había durado más de lo que era habitual, mucho más de lo que sería razonable, sin embargo, ninguno de los que estaban allí parecía dispuesto a marcharse, incluso a despecho de que ya hubiesen tomado la decisión más difícil y acuciante.

Freono se imaginaba lo que les pasaba por la cabeza, él también estaba preocupado. Resultaba extraño darse cuenta de que los años pasados en la que, técnicamente, había sido una espera mucho más larga de lo que nadie habría podido prever no parecían haber sido suficiente para prepararlos para lo que, por fin, había comenzado. Todo su conocimiento de causa, esas certezas acerca del funcionamiento del mundo que siempre se habían esgrimido como un motivo para mantener viva la esperanza, ese deseo real que todos albergaban de que el cambio se sucediera, porque eran conscientes de que su situación no era sostenible, de repente, no parecía suficiente para reaccionar con alegría a los recientes acontecimientos.

Él sabía que tenían buenas razones para estar contentos y, de hecho, lo estaba. Estaba muy contento, sin embargo, ese detalle no quitaba que también se sintiera terriblemente inquieto. Y esa inquietud profunda era la que dominaba, desde hacía horas, el ambiente de aquella sala y, probablemente, también las mentes de sus ocupantes.

Los otros doce Noscem que componían el Círculo de Herveria alimentaban con murmullos y comentarios en voz baja la atmósfera de agitación que se había instaurado en su sede desde el momento en el que Lisel, quien formara parte del grupo enviado a observar el comportamiento de los lumos, regresó con noticias de sus hallazgos, hacía unas cuantas horas. Como consecuencia del pronto retorno de ese grupo a la ciudad, se habían acordado un buen número de contingencias que, por primera vez desde hacía mucho tiempo, suponían una ruptura clara con los principios establecidos por el Aislamiento, y así se habían comunicado estos cambios a los otros Círculos.

Con arreglo a las condiciones prescritas, el Principio de Aislamiento había quedado institucionalmente revocado, a la espera de que, en las próximas horas, se confirmara su derogación definitiva o se diera marcha atrás en el procedimiento, aunque, dadas las circunstancias, parecía improbable que fuesen a tener que retractarse. En cualquier caso, era evidente que tenían que terminar lo que habían empezado y a él, como Domago, le correspondía el deber de recordarlo, antes de que la agitación les hiciera olvidarlo.

Lo irónico de la cuestión era que el detalle de ostentar el cargo lo ponía incluso más nervioso de lo que ya estaba por las propias circunstancias. Su primera vez como Domago no podía haber coincidido con un momento más delicado.

- Eh – Freono carraspeó y empezó otra vez, esforzándose para dar más volumen y firmeza a su voz – Un poco de atención, por favor – los Noscem interrumpieron sus chácharas y se volvieron hacia él.

La mayoría estaba de pie, como el mismo Freono, llevaban demasiado tiempo allí metidos como para que fuese razonable pretender mantener las formas con el rigor acostumbrado. Esa reunión, al fin y al cabo, no podía ser como ninguna de las que la habían precedido.

- A la vista de las circunstancias – continuó Freono, algo dubitativo, pero aferrándose a las formas y a las palabras que llevaba un rato pensando –, debemos asumir la realidad de nuestra situación. Estamos ante los umbrales de unos tiempos nuevos. Los tiempos de los donados, una vez más.

Se abstuvo de recordar las implicaciones menos inmediatas de esa afirmación, pues eran de sobra conocida por todos y no era el momento de sacarlas a colación. Debían enfocarse en lo que les tocaba entonces.

La Gracia del Cielo I. Los Hijos del PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora