Guía para educar a un protagonista masculino de apoyo [+15]

104. Retribución (2)

Lin Xinyu se tambaleó al ver las fotos dispersas. De repente consciente de lo que había sucedido, se arrastró alrededor de los muslos de Lin Xin y suplicó: "Lin Xin, sé que estaba equivocado".

Lin Xin agarró su cuello y preguntó: "¿Fue esto lo que te enseñé?"

“Te enseñé a hacer lo que sea necesario para llegar allí, ¿no? ¿Cuál es la diferencia ahora entre el decano y tú? ¿Sabes que? ¡La gente como tú debería irse al infierno!"

“¿De verdad crees que la gente del orfanato no lo sabía? Todos lo sabían, pero simplemente no decían nada. Wu Pingping, Wu Anan y Zhao Qiang, todos hicieron la vista gorda y me dieron por muerto. Si muero, muero. Bien podría ser un muerto callejero al costado de la carretera”.

"No soy nada. Nadie se apiadó de mí. ¿Por qué debería compadecerme de ellos? ¿No es la colusión un crimen? Dime, ¿dónde está el infierno? Si hay infierno en este mundo, ¿por qué seguirían vivos? Nunca habían sido condenados por su conciencia”.

El corazón de Lin Xin le dolía mientras ella lo miraba y temblaba.

"Podríamos luchar contra aquellos que nos lastiman, pero lastimar a otros no es la forma en que se hace".

“Hombres… ya sea que estemos derrotados, debemos pensar positivamente y confiar en el cielo. Si no podemos ser buenas personas, tratamos de no ser malos, ¿de acuerdo?”

"No", Lin Xinyu rechinó los dientes y mostró un rostro tan feroz como el diablo, "¿Hemos conocido a un buen hombre?"

"Todos los chicos que conocimos eran malos".

"El decano del orfanato y Cheng Qingrong, quien nos adoptó, ¿realmente se compadeció de nosotros?"

"No. Solo nos estaba utilizando para poder quedarse con su esposa y obtener lo que necesita. Si no fuera por ti, el decano todavía estaría en el orfanato”.

“¿Cheng Qingrong sería tan amable con nosotros sin ti? ¿No dependía todo lo que tenemos hoy de tu sangre, sudor y lágrimas? Me dices que no sea un tipo malo, pero todo lo que sé es que las personas buenas no obtienen nada en este mundo".

Lin Xin miró al chico frente a ella con incredulidad y ya no pudo encontrar esa pequeña sombra de inocencia.

Quizás tenga razón. Lo que pasa es que ella no le enseñó bien. Ella le permitió familiarizarse con la negatividad del mundo demasiado pronto que sus tres puntos de vista se torcieron fuera de forma.*

(NOTA: Tres visiones... (1) Perspectiva del mundo, perspectiva de la vida (2) y de la sociedad (3).)

Ella dijo abatida, “Vete. No quiero volver a verte."

“Este es el final de nuestro destino. Solo espero que pueda hacerlo tu mismo en el futuro”.

Lin Xinyu no quería ir y abrazó con fuerza la pierna de Lin Xin: "No me iré".

Lin Xin susurró: "No quiero volver a decirlo".

Lin Xinyu todavía no quería dejarla ir, "No me voy".

Lin Xin cerró los ojos, respiró hondo, sacó el cuchillo de fruta de la mesa, levantó la mano y se rascó el brazo. Sangrando, dejó caer el cuchillo y dijo: “¿Ves? ¿Quieres que lo vuelva a decir? Ojalá nunca nos volviéramos a ver en esta vida”.

"Me iré, me iré", Lin Xinyu se soltó y no se atrevió a acercarse mientras miraba su brazo sangrante. Sus labios temblaron y dijo: "T-tú, tú, v-ve, a-a curarte...”

Lin Xin rugió, "¡Fuera!"

Lin Xinyu no se atrevió a quedarse más tiempo y se alejó arrastrándose.

Tan pronto como Lin Xinyu se alejó, Lin Xin se sentó en el suelo aullando y llorando. Ai Mei Zhen, que estaba tan asustada e inmóvil, corrió hacia Lin Xin y sacó algunas toallas de papel para detener el sangrado.

“Él, se ha ido. No llores”.

Lin Xin cambió de llorar a ahogarse. Ella tomó una foto en el suelo, miró el rostro familiar pero extraño y dijo: "Era muy lindo cuando era un niño, como un hermoso ángel".

“A menudo me preguntaba cómo podía tener un hijo tan encantador. Dios debió sentir lástima por mí y me lo envió. Pero ahora que él está así, no le enseñé bien”. Cogió otra foto. Era una foto de Lin Xinyu tomada desde lejos mientras caminaba por la calle. No muy lejos detrás de él, había un hombre con una gabardina, su mano derecha escondida en su ropa, esperando una oportunidad.