6.

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La tormenta nos había dejado a todos dentro de nuestras habitaciones durante el resto del día. Escuchaba los truenos en el exterior, como la lluvia golpeaba con fuerza en la ventana, intentaba concentrarme en mis apuntes pero era imposible. No podía dejar de pensar en Lena por más de que no quisiera. Mi mochila dejaba ver el par de cajas que me había decidido a entregarle pero ella no las había querido. Estaba muy esperanzada de que por fin pudiera hacer algo más con mi tiempo, ayudar en una pequeña cosa, hacer una amistad más allá de Maggie, probablemente. Pero todo se había ido por la borda apenas la ví.

Me pregunté por qué estaría llorando, por qué sus rodillas estaban lastimadas o por qué se había puesto tan a la defensiva cuando la toqué. Quería dejar de entrometerme, lo había considerado cuando Lena se había ido, dejándome bajo las escalinatas de las gradas como a una tonta. Sin embargo no podía. Lena me hacía sentir como si me estuviera perdiendo de muchas cosas. ¿Pero cómo haría para acercarme a ella y ofrecerle mi ayuda? Ella no la quería.

Suspiré frotándome los ojos, con sueño de repente. El sol no había salido desde hace ya un tiempo y mis energías se estaban consumiendo a un ritmo veloz pero no me importaba, incluso lo agradecía. Poder dormir tanto y como yo quisiera dejaba fuera la posibilidad de pensar.

Desperté, para mi mala fortuna, cerca de las diez de la noche y no pude volver a conciliar el sueño. Maggie estaba en la sala viendo una película con subtítulos, francesa me pareció que era. No comprendía eso de los idiomas, al llegar a la tierra lo único que escuchaba eran palabras extrañas que nunca había conocido, con aprender el español ya me bastaba y sobraba. Pero mi amiga estaba en una clase de francés y el acento le resultaba relajante, en sus propias palabras.

—Miren quién despertó —dijo Maggie haciéndome lugar a su lado y pasándome un recipiente con palomitas. Mirando distraída hacia la puerta de la otra compañera de habitación que todavía no conocía noté un brillo de luz. Quise mirar al interior y ver quién era pero eso no estaría bien, en cambio golpeé el hombro de Maggie—. Auch, cuidado con mi brazo. 

—¿Está aquí?
—¿Eh? —seguía enfrascada en la película pero insistí.
—¿La otra chica que todavía no conozco?
—Ah, sí... ¡Je propose qu'on le tue maintenant! —el grito de Maggie seguramente se había escuchado en toda la universidad. Después de la escena tan dramática de acción me volvió a hablar—. Le iba a preguntar por qué no estaba aquí tan seguido pero apenas vino se encerró en su habitación.
—¿Así como si nada?
—Así como si nada. Yo creo que no es muy sociable.
—Podríamos invitarla a que pase un rato con nosotras, ¿no? Después de todo tenemos esta habitación por ella —sugerí.
—Kara, ¿no te planteas que cuando alguien se encierra en su habitación sin interés en comunicarse con ningún ser viviente quizás es porque eso es lo que quiere? —levantó una ceja y suspiré.
—Ya, okay.

Quería insistir pero Maggie estaba un poco en lo cierto. Quizás ella quería quedarse sola, si hubiera querido conocernos, o bueno... Al menos a mí, la habría visto hace rato.
Estaba un poco decepcionada de mi primer semana en la universidad. Pese a que no había salido nada mal, me seguía sintiendo perdida, fuera de lugar y extraña.

Alrededor de las once nos pusimos a mirar Shrek. De vez en cuando echaba un vistazo a la puerta y la luz seguía encendida. Pedimos una pizza y nos quedamos hasta tarde riendo de las escenas que recordaba de memoria. Mi hermana era fanática del ogro verde. 

Me sobresalté cuando mi celular vibró en mi bolsillo. Otra vez ella. 

Desconocido: Necesito un consejo.
Kara: Después de la última vez pensé que no me volverías a molestar.
Desconocido: No soy tan molesta.
Kara: Cuando le hablas a alguien únicamente por mensaje de texto, bastante insistente de hecho, y no quieres siquiera decir quién eres... pues sí.
Desconocido: ¿A quién le importa quién soy?
Kara: ¿A mí?
Desconocido: Así que te importo.
Kara: Ugh, no me refería a eso. Ahora déjame sola, estoy viendo una película.
Desconocido: Te he dicho que necesito un consejo.
Kara: Eres rara.
Kara: Y por todo lo que sé podrías estar mintiendo.
Kara: Y ser un hombre cerca de los treinta.
Desconocido: Y tú eres una desconfiada. No te he dicho que nos encontremos o que quería que me pases tus fotos prohibidas. Solamente me gusta charlar contigo.
Kara: Nunca hemos charlado en realidad.
Kara: ¡Y no tengo fotos prohibidas!
Desconocido: Sí, como sea. Mi consejo.

My Yellow Sun; Supercorp.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon