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Lo único que debía hacer era darme la vuelta y la vería. Bueno, al menos en general, su cara probablemente estaba enmascarada. Pero el toque de sus dedos en mi brazo me generaba más nervios, la ansiedad se acumulaba en cada rincón vacío de mi ser y ya sentía que comenzaba a pensar estupideces. Mi celular vibró y algo me dijo que era ella.

Excalibur: ¿Bailas conmigo?
Kara: ¿Recuerdas lo que dijimos sobre escapar y eso? No sería tan mala idea salir corriendo ahora mismo.
Excalibur: no voy a dejarte ir, Kara.

No acababa de dejar mi celular en su sitio que Excalibur ya tiraba de mí y me hacía girar en mi sitio para quedar justo frente a ella. Mi corazón latía a una velocidad temeraria y por un segundo estuve a punto de perder la noción de las cosas.

Lo primero que mis ojos vieron fue el vestido. La luz había tomado un color azul noche por lo que no podía distinguir ningún detalle más que las perfectas curvas de su cintura. Pero eventualmente subí más y por supuesto la maldita máscara cubría toda su cara. Tenía mi misma estatura, el cabello recogido tras la máscara me impedía estar segura de que tipo de estilo tendría, tampoco podía distinguir su color. Odiosas luces.

La máscara no dejaba mucho a la imaginación. Podía ver qué era blanca con detalles dorados. Tuve el ligero impulso de estirar la mano y quitarsela, o usar mi visión de rayos equis para ver de una vez por todas, pero me contuve y esperé.

La música cambió y se volvió más suave. Apenas me daba cuenta de que estaba comportándome como una idiota cuando Excalibur tomó una de mis manos y puso la otra en mi cintura con firmeza. Se acercó más, su cabeza estaba a centímetros de la mía cuando comenzamos a movernos despacio al ritmo de la canción. Descubrí que era muy fácil adaptarme a ella, a un tacto diferente y desconocido. Pero a la vez no terminaba de entender porqué algo en ella me resonaba en la mente, algo en su forma de tocarme, algo en la manera de moverse.

Un corazón latía de manera irregular pero no estaba segura de cuál de los se trataba. A estas alturas debería saber, tendría que darme cuenta. Sabía de antemano que no era Vera. Su cabello no era rubio como el suyo. Era negro, noté cuando la luz se volvió roja.

Respiré hondo, sentí un perfume tan suave como delicioso y a la vez, al mismo tiempo, su propio aliento en mi cuello. Creí que hablaría al fin, que iba a decir algo pero la música siguió y solo bailamos.

—Podrías al menos decirme algo —dije en su oído.

Excalibur ladeó la cabeza como respuesta. No sé si de manera positiva o no pero igual me hizo reír.

—Okay, sigues siendo la misma niña malcriada que se esconde de mí. Muy valiente.

No nos veíamos a la cara -bueno, máscaras- pero los nervios no estaban tan presentes como antes y me sentía bastante más cómoda ahora. Casi olvidaba que estábamos bailando en medio de tanta gente. Su mano derecha se movió de mi cintura hasta la parte baja de mi espalda logrando acercarme más. Alejó su rostro y me miró fijamente, juraría por la misma Maggie Sawyer que en el cambio de la luz había visto unos ojos verdes.

Tragué con dificultad cuando mi mente empezó a trabajar de más. Me pareció que había sonreído por las pequeñas arrugas que se formaron alrededor de sus ojos pero era difícil saber.

—Podrías solo decirme quién eres y tendríamos una conversación de lo más interesante ¿lo sabes, verdad?

Excalibur asintió pero no hizo ademán de quitarse la máscara o tal vez hablar. La canción terminó, una más rápida pero igual de sentimental regresó y me pareció escuchar una risa. Más especialmente la suya.

—No debes burlarte de las elecciones musicales, sabes. Por muy melancólicas que sean.

Bailamos el resto de la canción con el mismo ritmo, sin prisas. No estaba mal pero necesitaba saber y no podría controlar las ansias mucho más cuando la verdad estaba justo frente a mí. Cuando la siguiente melodía nos envolvió de a poco... tuve que acudir a mi valentía.

My Yellow Sun; Supercorp.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz