9.

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—Lamento que no vayas a tu clase —dijo sin mirarme.
—No me perderé de mucho.

Volvió la cabeza y en apenas unos segundos la noté totalmente calmada, ¿cómo hacía eso? Me observó unos instantes, miró detrás de mí y pensé que me diría que me fuera pero suspiró. 

—Vamos, tengo que reparar un generador.

Caminamos al menos unos cinco minutos hasta llegar a un sitio detrás de la universidad que desconocía. Tampoco es que en la última semana y media hubiera ido a muchos lugares pero nunca había visto el pequeño edificio de dos pisos al que nos acercábamos.

—Es... ¿legal este tipo de cosas? O sea, eres una estudiante, si quieres puedes decidir no hacerlo.
—Lo sé pero es la manera que tienen de castigarme por romperle la nariz a cierto estúpido. No pueden hacer más de todos modos por lo que, por un bien mayor, aunque me niegue saben que terminaré aceptando.
—¿Y desde cuando sabes reparar generadores?
—Nunca lo he hecho pero conozco los circuitos de la mayoría de estas instalaciones de memoria. Son todos iguales.
—Parece que sabes bastante de estas... cosas.
—Lex tenía días dónde se aburría y corría a enseñarme cosas de mecánica y... —se interrumpió un momento bajando la mirada y en una voz más baja pero seca continuó— aprendí mucho.
—¿Está cerrado? —pregunté cuando se paró frente a la puerta de metal.
—El truco que nadie sabe de este lugar es que para abrir necesitas usar algo de fuerza bruta, en realidad está abierto siempre pero nadie se esfuerza demasiado cuando la puerta no cede y creen que está con llave.
—¿Quién vendría aquí? —dije mirando alrededor confundida. Era como si hubieran dejado olvidado el lugar, hasta el pasto estaba mucho más largo, divisé una montón de chatarra y bolsas de basura apiladas en un rincón. Que lindo lugar. Tan... atrayente. Pensé irónicamente.
—¿En serio no imaginas qué clase de personas tratarían de forzar la puerta a mitad de la noche? ¿Con la universidad repleta de adolescentes con las hormonas alteradas? ¿El deseo sexual por los aires?
—¡Ya, ya entendí! —borré la imagen perturbadora de mi mente y me pareció notar que sonreía antes de girarse y comenzar a empujar la puerta. Esta solo rechinaba pero no cedía.
—Mi amiga no parece estar muy cooperativa hoy.
—A ver, dejame intentar.
—¿Tú? Ni lo digas, Kara. Con esos bracitos te sacarás el hombro de lugar, mira, si presiono de más seguro te rompo un hueso —la fulminé con la mirada mientras su dedo tocaba mi hombro como si afirmara su punto.
—Que graciosa —me acerqué a la puerta y puse una mano en la manija redonda. Apenas empujé se abrió y di un paso dentro como si nada—. ¿Vas a entrar o te quedarás afuera?
—¿Cómo hiciste eso?
—Seguro ya la habías aflojado antes —mentí e ignoré la incrédulidad de su cara—. ¿Dónde se encuentran esos famosos generadores?
—En el piso superior, hay que tomar las escaleras.

El golpeteo de sus botas contra los escalones a medida que subíamos era el único sonido entre nosotras. Me hacía preguntarme varias cosas, como el porqué de tener que verla cuando había decidido dejarla sola como había pedido. Más allá de que reprimía la vergüenza y rogaba que el tema de haberla visto horas antes en el baño no saliera a flote.
Su personalidad era interesante y al mismo tiempo me aturdía, no había forma de entenderla por completo, al menos no ahora así que no me esforzaría. Las cosas se darían o no, eso era todo.

—Aquí es. No hace falta que fuerces la puerta, Hércules, tengo llave para esta.

Sacó de su bolsillo una llave tan pequeña que dudé que fuera a servir, pero al contrario la puerta se abrió y yo entré detrás de ella. Varios generadores gigantes estaban en la gran sala, grises y oscuros del tamaño de turbinas de avión. Tenía la idea de que me encontraría pequeños aparatitos en lugar de semejantes máquinas pero una vez más me sorprendí.

—¿Y tú sabes arreglar estas cosas?
—Imagino que sí —buscó en uno de los estantes de la pared unas cuantas herramientas y de su bolsillo trasero sacó unos objetos rectángulos—. Lo peor que podría pasar es que el generador se funda o explote en nuestras caras pero esa es solo una posibilidad.

My Yellow Sun; Supercorp.Where stories live. Discover now