114. Promesas.

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Pasándome una mano por el cabello bajé la cabeza un instante.

El sueño se había sentido demasiado real. Muy detallado y vívido como para que el corazón todavía me palpitara deprisa en el pecho.

En las dos horas y media que logré dormir, según el reloj en mi muñeca, el sueño me había dado una probada de lo que sería perderla. Lo que sería tener todo aquel sufrimiento en el cuerpo y ser incapaz de alejarlo. Estar igual de muerta.

Solté su mano y apoyé mi rostro en mis palmas. Las lágrimas no querían acabar y la sensación de que era una enorme posibilidad perderla rondaba en mi mente y se mezclaba con otras emociones. ¿Qué pasaba si realmente se iba, si se cansaba de luchar? ¿Qué ocurre con todas las cosas que aún me quedan por decirle? Los restos del sueño no querían abandonarme el pensamiento. No dejaba de recordar esa soledad tan depresiva y el hecho de que vivía solo para mantener su recuerdo presente.

No quería sentirme así otra vez. Había ocurrido antes en la universidad, el dolor había crecido en mí con tanta fuerza que me había cerrado por completo a todo lo que la vida podía darme. Pero claro, siempre sería mil veces mejor que me dejara a verla morir.

Me sequé los ojos y escuché pasos acercarse a la gigantesca sala principal de la Fortaleza. Observé a Kara conectada a dos máquinas. Una indicaba sus signos vitales y la otra, más grande y extraña, la conectaba a su primo en la cama a su derecha.

La medida más viable y por el momento exitosa para mantenerla con vida fue una transfusión de sangre. Superman por supuesto al ser su primo, o más que nada el último de su especie, era el único compatible. Así que las cosas se hicieron rápidamente. Kal había dejado que todo un equipo del DEO entrara a la Fortaleza para salvar a su prima y no se quejó cuando yo le dejé en claro que no me iría hasta que Kara despertara. Ahora los dos estaban en un estado de coma indefinido hasta que surgieran noticias buenas o al menos esperanzadoras.

Maggie arrastró una silla hasta que estuvo a mi lado y no dudé de que ya se había percatado de mi estado tan deplorable.

—Tuve una pesadilla —murmuré sin verla a los ojos. Debía de encontrarme hecha un desastre si tenía en cuenta que estaba ahí desde hace una semana—. Y ella estaba muerta. Yo me había mudado a París, y pasaron cinco años y... Estaba muerta por dentro. Fue el sueño más real que jamás tuve.
—Eso no pasará.
—¿Cómo estás tan segura? Ni siquiera los médicos del DEO sabían si esto podía funcionar —dije echándole una mirada a los dos seres más importantes del mundo, vulnerables—. No puedo dejar de pensar en toda esa sangre. No dejo de recordar como Kara moría y todo fue por mi culpa. Todo por no hacer lo correcto cuando pude.
—¿Y con lo correcto te refieres a matar a Sage? Lena, sabes que eso no...
—Preferiría estar en la cárcel que ver a Kara de esta manera.
—Y aún así ella seguiría sentenciada por el mismo destino —replicó con la voz serena—. Lo que estamos intentando aquí es salvarla del disparo. Cielos, tiene suerte de que algo de los poderes que aún tenía le permitieran sobrevivir un poco más. Y aún así... Tiene una sentencia de muerte si no encontramos la cura del virus. Lena tienes que salir de aquí y ayudarme.

Volví a mirar a la mujer en la cama. Tenía una expresión pacífica, tranquila y en calma. Como si solo hubiera decidido tomar una rápida siesta. No quería dejarla sola. Sentía que si lo hacía al regresar ya no estaría aquí, que volvería a desaparecer y con ella toda mi vida.
Como si leyera mis pensamientos, Maggie se inclinó en su silla y dijo:

—¿Cómo se sentirá cuando despierte y sepa que ya no tienes vuelta atrás? ¿Cómo crees que se sentirá al saber que en vez de una larga vida solo te quedan meses? La misma culpa que tienes tú la sentirá ella. Si de un milagro de la ciencia logramos curar ese virus y tú no estás viva... —inhaló y exhaló, mirando a Kara en la cama con expresión ausente—. ¿Qué será del mundo si tú te mueres?
—Es el ser más fuerte que conozco, lo sabría sobrellevar y con el tiempo lo superaría.
—No lo entiendes aún, ¿verdad? Cuando Kara regresó de Krypton la primer conversación que tuvimos después de años sin vernos fue sobre ti. Debiste ver su cara cuando le dije que estabas con alguien más. Y sí, sé que meterme en tu vida personal y creerme los rumores no es lo mejor que podía hacer, pero en ese momento se trataba del corazón de mi mejor amiga. Estaba al tanto de que eras feliz de la manera en la que estabas, con tu nuevo imperio y tu creciente fama, no sabía cómo podrías tomarte su regreso. Si hasta ese momento la odiabas o... No lo sé. Imaginé que le haría bien sanar después de lo que tuvo que pasar. Curarse a sí misma como habías hecho tú.

My Yellow Sun; Supercorp.Where stories live. Discover now