22.

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—Será cabrón —gritó Becca al televisor, alargando la mano a la cerveza de la mesilla y casi volcandola en el intento. —¡Los está matando a todos!
—Sí, es lo que hacen los alienígenas asesinos.

No podíamos dormir así que habíamos vuelto a la sala de estar cerca de la una de la madrugada y Becca, oportunamente, había traído películas.

Esta se inclinó hacia mí, sobre Alex, y en un susurró dijo;

—Por favor nunca te conviertas en uno de esos.
—Dudo de que me crezcan tentáculos de la espalda —sonreí y seguimos mirando la película. Iba sobre una pequeña partícula sacada de Marte que había mutado considerablemente y ahora era un gigantesco monstruo que se alimentaba se personas. Alex se movió incómoda cuando alguien más fue devorado.
—¿De dónde sacaste esta película? —dijo dirigiéndose a su novia, sin duda asqueada.
—La tuve que piratear.
—Estás frente a una futura agente del FBI, ¿recuerdas?
—¿Qué harás, arrestarme? —sugirió con tono sensual Becca.
—¡Por todos los cielos! ¡No aquí! Mantengan sus perversiones alejadas de mí.
—Tú solo estás celosa.
—¿De ustedes? Tonterías.
—Porque no tienes a nadie con quién compartir estas... Alegrías.
—¿O quizás sí? —repuso mi hermana viéndome con más atención de la debida, buscando en mi silencio incómodo algo que me delatara. Cuando miré hacia otro lado para escapar de su mirada acusadora abrió los ojos en grande. —¡Sí tienes!
—¿Sí tiene? —replicó Becca, la película ya no le interesaba, en cambio me observaba, junto con Alex, como si hubieran descubierto el elixir de la vida.
—No me vean así, están inventando cosas ustedes solas.
—Kara Danvers, no puedes mentirme —sentenció Alex mientras sonreía. —Cuando ocultas algo tienes esa... Cosa en tus ojos.
—¿Qué cosa tiene? —preguntó Becca acercándose para verme mejor.
—Es una metáfora —dijo a su novia antes de volverse. —¿Qué esperas para contarnos? Ansío descubrir quién está robandote tantos suspiros.
—Nadie me está...

Como si fuera cosa del destino o alguien estuviera en serio poniéndose en mi contra la puerta de entrada se abrió y Lena entró con rostro sombrío. Se detuvo cuando cerró y nos miró a las tres un poco confundida, para cuando volvió la vista a mí y se quedó inmóvil estaba casi segura de que me diría algo.

—Buenas noches —dijo cortésmente en dirección a mi hermana y Becca y se perdió en su habitación. Yo no sabía dónde meterme.
—¿Estoy imaginando cosas o... ?
—¡Es ella! —completó Alex por Becca.
—¡Cállense!
—¿De qué revista la sacaste?
—¡Hablo en serio! Ella... Es solo mi compañera de cuarto.
—Pues a mí no me lo pareció. Si nos ponemos a hablar de la manera en que te comió con la mirada...
—Becca...
—¿Han peleado? —preguntó en un tono más bajo Alex, ¿estaba queriendo ser comprensiva? Oh, no.
—¡Alto! Escuchen, no sé porqué todos están con la idea de que entre Lena y yo... no me interrumpas —le advertí a Becca. —Pasa algo, pero no es así. Hemos tenido una amistad un poco extraña pero eso es todo.
—¿A qué te refieres con extraña?
—Me costó tener su confianza y... Lo arruiné un poco, creo que invadí su espacio. Ahora todo está un poco complicado.

Alex asintió pensativa y Becca, ahora más seria, dijo en un susurro;

—Ella no te gusta, ¿verdad, Kara?

Lo pensé un momento. Repasé entre la mezcla de sentimientos que sugería mi cabeza pero no. Claro que no.

—No me gusta. Ahora déjenme ver la película.

Y con eso las dos se miraron un instante antes de que volvieramos la atención a la película.

Pasadas las tres, las dos estaban más que dormidas y yo había puesto un canal al azar en la televisión, algo sobre investigaciones policiales para acompañar mi insomnio. Saqué mi celular y con aburrimiento navegué por mis contactos.

My Yellow Sun; Supercorp.Where stories live. Discover now