116. Pasado y futuro.

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Lena.

La doctora Corday estaba sentada en el consultorio que el hospital le había proporcionado, con el solo objetivo de de reunirse conmigo, otra vez.
Cuando entré y tomé asiento la mujer inspiró muy hondo e hizo los papeles con mi historial a un lado. Seguramente me sometería a la misma conversación de días atrás cuando nos enteramos de que el cáncer había avanzado. Y a decir verdad no estaba de humor para eso.

—Por favor solo dígame qué sigue ahora y acabemos con esto.
—Sabes que debo decirte...
—¿Que es un procedimiento riesgoso y podría preferir asegurarme unos meses de vida en vez de unas horas? —dije copiando su mismo tono duro y profesional—. Haga su trabajo. Le aseguro que he pagado mucho por las molestias ocasionadas.
—Lena, no estoy aquí por el dinero.
—¿Entonces por qué?

Su mirada vaciló entre mí y el escritorio entre nosotras, hasta que dijo;

—Te he visto regresar de un trauma severo que debió matarte. Fui testigo de tu lenta recuperación en Londres, de lo difícil que fue para ti pasar por todo aquello. Vine porque tu amiga Maggie me puso al tanto de tu desinterés por curarte y ahora que es tarde...
—¿Ahora que es tarde qué? —no intentaba ser tosca con ella, pero después de todo lo que había pasado estaba cansada de que todos me juzgaran en silencio por no haber hecho nada cuando debí.

Cuando Kara despertó y lo único que pidió fue que me sometiera a la cirugía no lo pensé dos veces. Claro que había estado devastada, de lo más vacía por su triste frialdad y decepción al saber que el cáncer había avanzado. Pero también entendía que de todas formas era mi culpa y lo menos que podía hacer era operarme. De no haber sido tan imbécil habría estado sana mucho tiempo atrás, ¿pero alguien habría salvado a Kara? Era la pregunta que deambulaba por mi mente a cada momento y la única cosa que me hacía sentir un poco mejor con respecto a toda la mierda de las últimas semanas.

La exhalación corta de la doctora me recordó dónde estaba y no me vi venir todo lo que dijo luego.

—Tenía una hija, ahora tendría tu misma edad. Murió en un accidente aéreo hace cuatro años —al oír aquello abrí la boca para decir algo, lo que fuese, pero ella me detuvo con un gesto de la mano y una leve sonrisa—. No es necesario. Se llamaba Mackenzie, ¿sabes? Vivía en Rhode Island, fue a la universidad allí, sé que no era el mejor de los ejemplos y no se comportaba como era debido. Pero mucho antes de eso cuando tuve que comenzar a trabajar a tiempo completo mi ex marido decidió que sería buena idea ir a juicio y quitarme la custodia. Mackenzie era solo una niña y para ese entonces poco entendía de las razones por las que su padre me alejó lo más que pudo de ella y yo... Bueno, es un error del que siempre estaré arrepentida... Yo volví a Londres y me establecí en el primer hospital que me admitió. Cada fin de semana viajé a Rhode Island para visitarla y Mark siempre encontraba excusas para impedir que la viera. Hasta que un día pude hacerlo y ella... Pues ya tenía una nueva madre y un hermoso hogar. Y ya no quería estar conmigo.

La doctora Corday bajó la cabeza al escritorio y varios rizos rebotaron sobre su frente. Tragué saliva, demasiado aturdida por las coincidencias que se me estaban presentando en la mente. Pero ella siguió;

—Sabía que Mackenzie estaba creciendo y se estaba convirtiendo en alguien diferente a la dulce niña que yo crié. Su padre tenía mucho dinero, su madrastra le otorgaba las libertades equivocadas que llevaron a que fuera un triste ser humano. Yo ya me había establecido en Londres y pasados muchos años cuando recibí su llamada por primera vez. Recuerdo que se había escondido en el sótano para que nadie la escuchara, que hablaba muy bajo y ya era de madrugada. Lo primero que me dijo fue «mamá, creo que quiero estudiar medicina». Fue toda una sorpresa que luego de tanto tiempo se le ocurriera intentar localizarme para decirme eso. Algo tan extraño como eso —me miró a los ojos y noté que los suyos estaban cristalizados, pero la sonrisa no se borraba, seguia intacta—. No sé qué pasó por su cabeza aquella vez, porqué quiso decírselo a alguien que tranquilamente podría considerar una extraña, pero eso llevó a muchas cosas nuevas. Hablábamos algunas noches, yo intentaba darle ánimos para que le dijera a su padre que ya no quería seguir en esa universidad, alejarla de sus malas costumbres. Y pareció funcionar en parte hasta que me llamó en plena tarde diciendo que Mark la enviaría a China por negocios familiares.

My Yellow Sun; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora