51.

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Number three,
why weren't you,
who you swore
that you would be?

Aunque no me habría importado llevarla al hospital volando Maggie me convenció de que no sería lo más inteligente ahora que el sol ya había salido.

Interceptar un taxi ya ocupado no contaba como lo más prudente pero a estas alturas nada me importaba más que la salud de Lena. Así que con las intranquilas amenazas de Maggie hacia el conductor el pobre hombre no tuvo más remedio que aceptar llevarnos, a una velocidad poco segura, hasta el hospital, mientras la señora atrincherada en el extremo opuesto del asiento nos observaba aterrada.

Lo que pasó luego es complicado de recordar. Lo único que sé fue que al dejar a Lena en manos de los doctores mi cabeza comenzó a dar vueltas. Escuchaba la voz de Maggie pero no podía terminar de unir las palabras. No percibía ningún sonido en concreto tan solo aquella pesada presión en los oídos que me tenía al borde de olvidar donde estaba.

Cuando abrí los ojos todos los sonidos de las máquinas me aturdieron. Me tardé varios segundos en acostumbrarme al ambiente y los constantes pitidos en habitaciones contiguas a la mía. Me encontré a mí misma en una camilla y estuve a punto de incorporarme cuando una mano se apoyó en mi pecho.

—Alto ahí, rubia. Ve más despacio.
—Estoy bien, Maggie, en serio —y era cierto. El dolor de cabeza se había ido y podía sentir toda mi fuerza aunque la sensación de amargura siguiera en la boca de mi estómago.

Mi amiga me alcanzó agua con hielo y me senté en la cama, el vaso en mis manos se sentía tan frágil que con un solo movimiento de mis dedos se rompería.

—¿Cómo está Lena?
—No me han dicho nada más que la tienen en observación. Quieren ver a un familiar.
—A la mierda con un familiar.
—Sí, fue justo lo que les dije —replicó y supe que decía la verdad.
—¿Cómo es que llegué aquí?
—Pues te desmayaste a mitad de la sala de espera y créeme que fue toda una odisea convencer a los médicos que estabas bien y solo te habías pasado de copas. ¿Qué? ¿Habrías tenido una mejor idea? Pues no, así que solo les pedí un lugar donde pudieras descansar un par de horas. No hubiera sido lindo verlos intentar clavarte agujas y que se rompieran una tras otra en tu brazo.
—Gracias, Maggie.
—¿A qué crees que se debe que te hayas desmayado?

Traté de pensar en todas las posibles razones por las que había sucedido pero eso solo me causaba dolor de cabeza. No quería preocuparme por cosas que quizás no tenían nada que ver con lo que me había pasado así que solo respiré profundo y comencé a levantarme.

—Tal vez porque utilicé mis poderes demasiado tiempo. No volaba hace meses, es lo más seguro que me haya afectado tanta adrenalina —Maggie asintió y lo próximo que quise fue encontrar a mi novia—. Vamos a ver a Lena.

No era la primera vez que estaba en un hospital buscándola pero recordarlo me hizo sentir peor. Tenía que ser parte de mi culpa haberla dejado irse, me había dicho a mí misma que no toleraría verla lastimada de nuevo y aquí estaba. El no estar segura de cómo seguía me ponía más nerviosa.

—Como ya le he dicho antes a su amiga solo puedo hablar con un familiar —dijo con voz monótona el médico, bastante aburrido inclusive. Di un paso adelante antes de que Maggie interviniera, notando mi creciente rabia.
—No tiene familiares aquí y nadie vendrá a verla, solo nos tiene a nosotras —me pregunté qué tanta mentira había en esa excusa, no mucha en realidad—. No sea un idiota y diganos qué diablos ocurre.
—Lo lamento pero...

Su voz condescendiente no mejoró mi humor. Me acerqué a él con tanta rapidez que Maggie no pudo hacer nada. Lo tomé por el cuello de la bata y ni siquiera noté que estaba apretando cuando comenzó a ponerse rojo, solo ahí aflojé el agarré.

My Yellow Sun; Supercorp.Where stories live. Discover now