76. Oportunidades.

8.1K 887 441
                                    

—No sabes cuánto te agradezco —dijo Sage dejándose caer en la pared y cerrando los ojos—. Me siento una buena para nada por no saber utilizar algo tan simple.
—Yo tampoco sabía hasta hace unas... Setenta y dos horas.

Mientras esperábamos sus copias me sentí algo fuera de lugar, quedándome todavía allí... Sin decir nada. Pero a ella no parecía molestarle, de hecho fue la que rompió el silencio.

—No me acostumbro a despertar tan temprano.
—¿Tienes noches muy alocadas?
—Podría decirse que sí —admitió con una sonrisa. Sus ojos se notaban cansados pero no le restaban en nada a su belleza—. Tengo otro empleo por la noche. Pero ser reportera es todo lo que siempre quise, así que me esfuerzo. ¿Hace cuánto estás aquí?
—Semana y media y sobreviviendo.

Sage soltó una carcajada y se alejó de la pared asintiendo. Mientras retiraba sus hojas me encontré contemplando su vestimenta. Y es que estaba muy formal, demasiado para alguien que aparentaba ser bastante joven.

—Tengo la impresión de que así será también mi rutina hasta que halle mi ritmo. Pero una vez más, gracias por ayudarme.
—Todos merecen una mano con esta impresora malvada.

Sage ya se había puesto a mi lado y ojeaba sus cosas cuando alguien más entró y fue directo a la impresora. Oh, yo debía de tener una suerte universal.

Lena ni siquiera se giró ni miró en nuestra dirección mientras hacía lo suyo. Y así de fácil el nerviosismo se intensificó en mi estómago con solo estar a tres metros de ella. Me esforcé por apartar la mirada de su espalda y cuello al descubierto ya que llevaba el pelo sujeto en un rodete.

La voz de Sage me tomó por sorpresa.

—¿A qué sección te dedicas?
—Soy columnista general.
—¿Y te gusta? —preguntó, al parecer totalmente interesada según su expresión. Tragué saliva y asentí.
—Me gusta escribir sobre distintos temas.
—Por lo que estás informada en la mayoría de las cosas.
—Eh, podría decirse, sí... —mi titubeo resultó de lo más chistoso porque Sage me sonrió. Lena no se movía de su sitio frente a la máquina y yo solo intentaba entender qué demonios seguía haciendo tan cerca de ella. Pero si me iba... Si me iba ahora pensaría que...
—¿Kara, me das tu número?

Me quedé boquiabierta y con la mente en blanco. El corazón me latía desenfrenado mientras intentaba ubicar palabras con una gota de coherencia. Y Sage seguía encontrando todo tan divertido. Su sonrisa fue en lo que me concentré para no hacer caso a la manera en la que Lena abandonó la sala.

—Uh... —la castaña alzó una ceja sin perder la gracia en su expresión y me obligué a regresar a la realidad. Lena me había dejado todo en claro. Siendo exacta, me había dejado a mí atrás y no podía seguir pensando en ella o en lo que podría haber sido de nosotras. Tenía a una hermosa mujer frente a mí pidiendo mi número y si me negaba sería una completa estúpida.

Me despedí de Sage en el corredor que separaba nuestros escritorios. En realidad no estábamos tan lejos pero sí había cierta distancia. Mientras me dignaba a seguir con mi artículo del día sobre las contaminaciones en la bahía un mensaje iluminó la pantalla de mi celular.

X: Sage Thomas a tu servicio. Gracias por ser tan amable y gentil.

Me giré en dirección a su escritorio y ella levantó el pulgar. Incliné la cabeza sin ocultar mi sonrisa y seguí con lo mío.

Tal vez era por mi repentino buen humor o vaya a saber qué otro motivo pero terminé mi artículo más pronto de lo estimado. La secretaria que se encargaba de hacerle llegar a la jefa todo hoy estaba ausente por lo que me lamenté en silencio tener que ir yo misma. Pero lo peor de todo no era entregarle mi artículo directamente a Lena. Lo peor era entregarle mi artículo a Lena en frente de Sam. La vicepresidenta había llegado hace diez minutos y hablaban sobre nuevos diseños en la portada. No es que haya escuchado, para nada.

My Yellow Sun; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora