5 Responde a la llamada, pequeña

960 73 38
                                    

Mis ojos estaban completamente cerrados, pero mis oídos aún podían captar lo que sucedía a mi alrededor.

Escuché como el sonido de una bala se hacía presente, causando un enorme eco en gran parte del edificio.

- ¡¿Alguien más quiere una bala?!

Negan seguía cargándome en sus brazos, no quiso dejarme caminar por mi misma en ningún momento; y creo que hice bien en no ponerme, puesto que sentía que no tenía las fuerzas suficientes ni siquiera para dar un insignificante paso. El aire estaba comenzando a faltarme cada vez más; era como si estuviera encerrada en un pequeña caja de acero puro bajo los fuertes rayos de sol.

Negan había comenzado a silbar, haciendo que me estremeciera un poco. Cuando sentí que él se detuvo en un de repente me moví incómoda. Traté de abrir mis ojos, pero mis párpados pesaban tanto que ni con el mayor esfuerzo pude lograrlo, así que no tenía caso seguir intentándolo.

- Regina, ¿por qué tuviste que hacer eso? - escuché decir a Negan con un tono de voz apaciguador.

No sabía en qué momento habíamos escapado de aquella horda. En cuanto caí rendida al concreto supuse que sería mi fin, creí que moriría junto con Negan y Gabriel, pero los tres seguíamos vivos sin rasguños o mordidas de caminantes. ¿Fue suerte, o destino?

- Imagino que muchos de ustedes creyeron que estaba muerto... Aquí hay un recordatorio de quién diablos soy. Ahora sí me disculpan, necesito un sándwich, una ducha y un profundo masaje.

Por fin logré que mis ojos hicieran caso a las indicaciones que mi cerebro mandaba. A pesar de que los había abierto aún me estaba costando recobrar por completo la vista; todo lo que veía a mi alrededor era borroso, pero así pude distinguir a cientos de personas mirándonos con atención mientras se mantenían en cunclillas por unos largos segundos.

La cabeza me dolía tanto que pensé que en cualquier descuido me volaría en miles de pedazos. Mi vista se estabilizó en poco tiempo y observé a todo mi alrededor. Gabriel estaba a un lado de Negan mirándome con algo de preocupación; pero para cuando regresé la mirada al frente ví a la última persona que quisiera ver en toda la maldita tierra.

No era Dawith, no era Simon, ni mucho menos Eugene... Era Brooke, parada entre la multitud de gente con un cara poco agradable, dirigida hacia mi.

- ¡¿Qué hace ella aquí?! - gritó apretando los puños.

No quería eso, estaba muy débil como para comenzar una pelea en esos momentos. Al verla en lo único que pensé fue en Carl, me había olvidado de él con todo lo que estaba sucediendo. De tan solo ver su asqueroso rostro me hacía recordar aquel día en el que Carl fue arrollado por ella sin remordimientos. Si me hubiera podido levartar, había ido a donde se encontraba para darle un fuerte golpe en la cara.

- Brooke... Ya acordamos algo. Si te pones en contra mía, te echaré de aquí.

Ella asintió con una mirada de odio.

- Ahora... ¡Agáchate al igual que los otros!

Obedeció a su indicación sin protestar nada más. De repente, sentí que un objeto -tal como una aguja- se insertó en mi piel mientras este soltaba un extraño líquido que me recorrió el cuerpo en pocos segundos. Así me fui durmiendo de poco a poco.

- Tranquila - me dijo Negan con la voz ronca - con esto te sentirás mejor.

(...)

Mis ojos se volvieron a abrir sin mi propio consentimiento. Me encontraba recostada en una enorme cama con una delgada sábana cubriéndome gran parte del cuerpo. Al mirar a mi alrededor me di cuenta de que me encontraba en una habitación repleta de libros bañados en polvo, jarrones de antigüedad y una pequeña chimenea encendida que le otorgaba calor a la habitación entera. Cuando quise levantarme solamente mi brazo derecho quiso responderme, el otro estaba tan adormecido que ni siquiera podía sentirlo. Solté un fuerte gruñido y golpeé la cama con mi puño.

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now