27 Lo que no te incumbe

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Hashtags del capítulo anterior:

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—¡Rick, detente ahora mismo! — le grité exasperada.

Ignoró completamente mi petición y siguió conduciendo con la vista al frente, más concentrado que nunca antes en su vida. Pasó una cuantas calles de largo, presionando el acelerador cada vez con más fuerza con la intención de llegar al auto en el que se encontraba Negan. Giró a la derecha; condujo unas calles más y luego giró a la izquierda. No había rastros de los Salvadores. Al darse cuenta de que no estaban a la vista, se detuvo en seco a medio camino. Recargó todo el peso de su cuerpo en el asiento del conductor y se pasó una de sus manos por el rostro, a punto de explotar por la desesperación.

—¿Lo ves? Se han ido — hablé —. Solo regresemos a Alexandria — supliqué.

Cerró sus ojos y respiró profundamente; después soltó el aire acumulado y apretó la mandíbula. Acto seguido mi cuerpo dió un pequeño salto al escuchar la bocina del automóvil emitir un intenso sonido, gracias al golpe que Rick le había dado al volante, envuelto en la ira. Bajó del medio del transporte inmediatamente para comenzar a caminar de un lado a otro. Un eficiente método de mi querido líder para calmar el estrés.

—Joder. ¡Lo tenía a la vista! — exclamó y se detuvo varios segundos — Esto es inútil.

—Lo que si es inútil es que estemos aquí. Larguemonos a Hilltop y listo.

Negó con la cabeza, las manos en la cintura y sus ojos mirando hacia todos lados en busca de Negan.

Cuando por fin hizo a un lado su enojo, decidió regresar al auto con un gruñido incluído. Al insertar las llaves en este y encenderlo nuevamente, los sonidos del claxon de varios autos inundaron el ambiente. Eran ellos, y Rick lo sabía. No estaban lejos de nosotros.

El líder del grupo sonrió satisfecho.

—Parece que desencadenamos algún tipo de código... Perfecto.

Suspiré.

El auto arrancó, y él prosiguió con su búsqueda. Olvidaba que Rick es un tipo que no se permite caer en la derrota tan fácil.

Aquella pequeña ciudad en la que estábamos parecía ser un laberinto para ambos. Recorría con mi vista todas esas calles por las que pasábamos, mientras tanto, del otro lado, Rick conducía de un lugar a otro sin descanso. Sus manos no soltaron el volante en ningún momento. Y después de un par de minutos más, encontramos algunos autos que avanzaban delante de nosotros, a unos cuantos metros de distancia. Se trataba de ellos Salvadores.

—Ya los tengo — susurró Rick de repente. Tomó una bolsa que estaba en los asientos de atrás y, sin detenerse, la colocó en mis piernas. Hice un gesto —. Ábrela. Ahí dentro hay unos binoculares. Quiero que veas en qué auto va Negan.

Sin más opciones, hice exactamente lo que me pidió. Abrí la bolsa y busqué, entre todos las cosas que había los binoculares que Rick me pidió que sacara. Al encontrarlos, los tomé entre mis manos e hice la bolsa a un lado, pues está ya no me servía por ahora. Simplemente me coloqué aquel objeto sobre los ojos, y al instante pude ver todo lo que estaba frente a mí con más claridad que antes. Ahora podía ver los autos de los Salvadores muy cerca de mi. Traté de concentrarme en lo que tenía que hacer. Fue fácil divisar el automóvil que Negan conducía, pues este iba al final de todos los demás. Lo ví perfectamente, movía de un lado a otro los brazos con el volante entre manos, siguiendo a su grupo.

No me abandones: El final se acercaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum