73 Cuidado con las armas, Erik

390 40 12
                                    

Alan y yo estuvimos andando por un pasillo a otro en busca de los demás. Pasados unos cuantos minutos, seguimos sin encontrar rastros de ellos. Necesitábamos darnos prisa. Si alguien encontraba el cuerpo sin vida de aquel hombre que matamos, se darían cuenta de que había gente husmeando dentro de su territorio, y así el plan se arruinaría por completo.

-No puede ser - exclamé en susurros al dejar de caminar -. ¿Crees que podrían estar buscándonos también?

-Lo más probable es que sí. Rick no es de aquellos que abandonan, mucho menos cuando está por llevarse a cabo un plan.

Coloqué ambas manos sobre mis caderas y asentí con el ceño fruncido. Esperaba que cuando nos encontraramos nuevamente con los demás, Rick tendría unas cuantas palabras para nosotros dos por haber roto la primera y única regla que recalcó antes de ingresar al edificio.

Sí, lo echamos a perder, y de qué manera.

-No queda de otra. Subamos al quinto piso - sugerí.

Revisamos los pisos anteriores sin poder toparnos con ellos. Quizás, solo quizás, decidieron dejarnos atrás en lugar de buscarnos y en realidad el plan siguió en marcha sin nosotros. Difícil de creer viniendo de Rick, pero era lo más probable.

Sin más opciones, caminamos apresurados a lo largo del pasillo, hasta regresar a las escaleras. Subimos al quinto piso con las respiraciones agitadas, aunque eso no fue suficiente para hacer que nos detuvieramos a tomar un pequeño descanso.

Recorrimos cada pasillo de aquella planta corriendo en diferentes direcciones. Comenzaba a desesperarme, pues lo único que deseaba era encontrar a los otros tan rápido como fuera posible. Y claro está que parecía ser algo sumamente imposible tanto para Alan cómo para mí.

Continué buscando a largas zancadas. Entonces, perdí de vista a Alan al doblar por un pasillo a la izquierda. Quise mirar hacia atrás sin detenerme, pero cuando lo hice, mi pierna derecha chocó contra algo, lo cual me provocó una dolorosa caída. Ahí, tirada en el suelo, apreté con ambas manos la parte dañada de mi pierna, con el objetivo de disminuir el dolor de aquel golpe. Hice un par de gestos y cerré los ojos con fuerza, soportando el tormento.

-Ay, maldita sea - susurré.

Me incorporé hasta quedar sentada, y a continuación tuve que arremangar mi pantalón con cuidado. Lo que me encontré al hacerlo, fue una gran parte de la piel de mi pierna inferior envuelta en un color rojo vivo. Había sido un golpe realmente fuerte, por lo que estaba segura de que se formaría un moretón de gran tamaño en unos cuantos minutos más tarde. Busqué con la mirada el objeto causante de mi caída, y lo que encontré fue un tubo de metal sobresaliendo de una pared algo desmoronada.

Suspiré, tomé fuerza y me puse de pie nuevamente. Caminé con lentitud hasta hacer desaparecer el dolor de mi pierna, y me acerqué al tubo que me hizo caer.

-Estúpida cosa - exclamé y continué caminando, esta vez con normalidad.

Ahora necesitaba encontrar a Alan. Si nos separabamos, el problema se agrandaría más de lo que ya estaba. Quedarme sola, andando por ese edificio, sería lo peor que podría ocurrirme a esas alturas.

Avancé a lo largo del pasillo, pasando de largo las habitaciones, sin siquiera darles una mirada rápida. Al doblar a la derecha, choqué contra el cuerpo de alguien que me hizo tambalear. Recuperé el equilibrio a tiempo y así evité otra caída.

Creí que se trataba del mismísimo Alan, pero no era alguien que se le acercara ni un poco.

-¿Cuándo harás caso a mis indicaciones?

Las manos de Rick se posaron sobre cada uno de mis hombros, sosteniendome con fuerza. Acercando su rostro al mío, me dijo en susurros:

-No puedes hacer esto - arrugó la nariz. Yo no tuve suficiente valor para mirarle directo a los ojos, así que solo aparté la vista -, no puedes seguir desobedeciendo mis órdenes. Harás que nos maten a todos, Allyson.

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now