26 Líder caprichoso

823 61 18
                                    

Estaba confundida. Por supuesto que tenía mis dudas acerca de tantas cosas que en verdad me peocupaban.

¿Acaso la inmunidad de Erik sería útil para Carl?

El virus ya estaba muy desarrollado en su organismo, y pensar que la sangre de Erik pudiera salvarlo a esas alturas era muy difícil de creer para mí... No. No había mucha posibilidad.

"La mente es muy poderosa, me había dicho mi abuelo años atrás, más de lo que te podrías imaginar"

Sacudí mi cabeza inmediatamente.

Claro, yo no era médico ni nada aparecido, por lo cual no podía suponer nada acerca de Carl y sus posibilidades de vivir. Hundirme en lo negativo no iba a ayudarme, mucho menos en esas situaciones. Lo menos que podía hacer ahora era ser positiva, tener esperanzas de que todo saldría bien para él, para Carl.

-Concéntrate, Allyson - me di una cuantas palmaditas en la cara -. No te comportes así. Tu chico no está muerto, no puede estarlo.

Mi mente se vio envuelta en nuevos pensamientos al decir eso.

¿Mi chico? Habíamos compartido grandes momentos juntos, incluso llegamos a ser algo más que amigos tiempo atrás pero... ¿En realidad podía llamarlo de esa forma?

Era extraño pensar en ello. Digo... Ni siquiera tenía muy entendido si entre Erik y yo aún existía algo. Nunca terminamos, al menos no en la vida real. Pasó mucho tiempo luego de darlo por muerto, y con eso creí que la relación moría junto con él. Si embargo, estaba vivo, y no sabía si ese romance (por así decirlo) permanecía presente a pesar de las circunstancias, los errores y los obstáculos. ¿Qué pensaría Erik acerca de eso? ¿Estaría consciente de que lo nuestro jamás se dió por terminado? Y lo más importante: ¿Su amor por mi seguía en pie?

Suspiré.

Las pequeñas rocas distribuidas por todo el camino crujían debajo de mis zapatos en cada paso que daba. Rick caminaba con tranquilidad a varios metros más adelante de mi. Mirando mis botas gastadas por tanto uso, traté de alejar todas esas incógnitas que saturaban mi mente. Deseaba sacarlas de mi cabeza, tomarlas entre mis manos y estrujarlas con fuerza hasta convertirlo todo en una insignificante bola de malos pensamientos, así podría lanzarla después muy lejos de mi. Está claro que si fuera posible ya lo habría hecho un millón de veces, y no viviría preocupada y aterrada cada día de mi existencia.

-Faltan pocos kilómetros para llegar a Hilltop.

Rick rompió la burbuja de silencio que se había formado minutos atrás.

Manteniendo esa gran distancia entre él y yo, contesté:

-Define "pocos"

Ví cómo movía la cabeza de un lado a otro ante mi petición; entonces dejó de caminar tan repentinamente que me hizo frenar de golpe, imitando su acción. No se movió, ni produjo una palabra para responderme.

Me tomó un rato entender que lo que Rick quería era que yo me acercara a él. Pero cuando comprendí, lo dudé por un momento. No fue hasta que hizo una seña con su mano cuando decidí seguir caminando para llegar a su lado.

Al posicionarme mucho más cerca de su cuerpo, Rick me miró sin ninguna expresión en su rostro y retomó la caminata.

-Quizás unos cuatro kilómetros - respondió por fin -. Sé que no es para nada reconfortante, pero no hay nada más que hacer.

Me encogí de hombros.

-Lo sé.

Los pies me dolían horrible. Sentí que mis rodillas se afojaban de poco a poco, como si quisieran despegarse de mi cuerpo para tomar una descanso.

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now