99 Expresa lo que sientes

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No había cinta que no pudiera arreglar las fotografías partidas por la mitad de Enid y Erik. Tan solo unos pedazos bastaron para unir los trozos.

—¿Lo ves? Como nuevas.

Coloqué ambos cuadros en la mesa del centro para que Negan pudiera verlas.

Sin siquiera tomarlas, las observó. Sonrió, melancólico.

—Gracias, Ally. Tú y Carl me han defendido tanto en esta comunidad.

Bajé la vista a mis rodillas y puse mis manos sobre estas, inclinándome hacia adelante.

—Erik me contó que tú los atraparte en el bosque — comenté. Sentí la mirada de Negan —... cuando su madre murió.

Le miré. Él lo recordaba a la perfección.

—Mi intención no era hacerles daño. Buscaba gente que trabajara para mí — explicó, rígido en el sofá frente a mí.

—Cuando me contó cómo pasó el accidente de su madre se veía... Se veía destrozado.

Y cuando decía destrozando me refería a un estado realmente terrible. Cuando estás acostumbrado a ver siempre feliz a una persona, conocer su lado más débil que tanto teme sacar a flote puede ser algo imprevisto e impresionante. Erik era una de esas personas que sabía cómo ocultar el dolor ante los demás.

—Sí, estaba destrozado — concordó —. Ally, pasé seis meses ayudándole a superar su trauma. Estuve con el siempre, aunque al principio me detestaba.

—¿Cómo fue?

—¿De verdad quieres saber a detalle cómo es que lloraba desconsolado cada noche?

Tragué saliva.

—No — contesté en voz baja.

Negan le dió todo su peso al respaldo del sofá. Con los hombros caídos a cada lado, siguió hablando.

—Me encariñé de él tanto — ví un rostro feliz a duras penas. Parecía agradarle el hecho de recordarlo —. Con el tiempo Erik olvidó el dolor de la pérdida de su madre y disfrutó de andar por el Santuario en compañía de Brooke.

—Fueron grandes amigos, ¿no?

Sabía la respuesta, él me habló de eso tiempo atrás, incluso tuvieron algo. Solo deseaba escuchar la historia que Negan tenía por contar. Las palabras que salían de su boca expresaban tanto.

Asintió con la cabeza.

—La mayor parte estaban juntos. En ocasiones Enid pasaba rato con ellos dos.

Al pronunciar el nombre de su ya fallecida hija,  lo noté lánguido.

—Cuando Enid escapó — frotó su nariz antes de continuar — creé un vínculo más cercano con Erik. Y cuando él se fue solo quise recuperarlo, preguntándome ¿qué fue lo que hice mal?

—¿Jamás buscaste a Enid? — cuestioné.

—Por supuesto que sí — alzó la voz. Quizá pudo indignarle mi pregunta —. La busqué por todos lados, mandé grupos de búsqueda y no la encontré.

—¿Cómo supiste que Enid y Erik estaban en Alexandria? — inquirí, aunque pronto surgió la respuesta en mi cabeza —... Es cierto.

—Brooke — hablamos los dos al mismo tiempo.

—Mandé a Brooke de infiltrada después de que murieran mis hombres en la planta química y, sin esperarlo, los encontré.

—Los extraño, Negan — expresé de imprevisto.

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now