91 Caminando entre muertos

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—¿A mí? — pregunté con incredulidad sobre lo que Carl había dicho.

—Sí, a ti — afirmó en voz baja.

Ahí, en nuestra habitación, habíamos tenido una corta charla con el fin de tratar algunos temas.

Rick me dejó a cargo, a mí. El líder de Alexandria fue capaz de dejar el poder en mis manos para controlar la comunidad en su ausencia; y lo que más me conmovía es que tomó esa decisión estando consiente de lo que implicaba.

—¿Por qué yo y no tú, su hijo?

Siempre creí que en algún momento, cuando fuésemos más grandes, Rick empezaría a dejar que Carl manejara la comunidad en varias ocasiones.

Suena triste tener que decir que el día de la muerte de Rick tendría que llegar, pero es la realidad. Cuando él se fuera, lo más lógico sería dejar a su descendiente como el nuevo líder; Carl.

—Confía en ti — puso las manos en mis hombros, mirándome fijamente —. Mi padre es muy justo. El hecho de ser su hijo no me asegura que pueda controlar lo que sea a mi antojo. Ya no somos niños, Allyson. Rick sabe que somos capaces de mucho, más que antes.

—Creo que me siento nerviosa.

Retrocedí un par de pasos y me di vuelta.

—Sé que lo harás bien. Esta comunidad es un lugar tranquilo. Demuéstrale a mí padre que puedes con esto.

[...]

Al amanecer, tuve que levantarme verdaderamente temprano para iniciar con el día. Rick no llegaría hasta tarde, así que tendría varias horas en las cuales tomar el papel de líder temporal y evitar que las cosas pudieran salirse de control en Alexandria.

Quería que cuando él llegase, viera que todo seguía en perfecto orden, tal como dejó todo cuando partió hacia El reino. Quizás ese era uno de los motivos por los cuales se comportó de una manera tan ruda conmigo momentos atrás. Quería prepararme para mantener una comunidad segura y en orden; hacerme ver que no es tan fácil como a veces pensamos.

Estaba aterrada, porque ser líder de una gran comunidad como lo era Alexandria se trataba de algo más que simplemente caminar por ahí con los brazos en la espalda, supervisando que cada uno se ocupara de realizar su trabajo correspondiente.

Y ¿si ocurría algún accidente? Y ¿si alguien se lastimaba?

Tendría que ser yo la que se encarga de los problemas de cada habitante, de poner un orden y restaurar la paz.

Si pasaba alguna desgracia la cual no fuera capaz de controlar, me sentiría decepcionada de mí misma; traicionaría toda esa confianza que Rick puso en mí al partir y dejarme al mando. Talvez Carl debió ser quien suplantara a Rick durante su ausencia porque, para ser sincera, tenía el presentimiento de que en las pocas horas que estaría de líder surgirían inconvenientes que no sería capaz de resolver.

—¿Lista para cuidar de esta gente?

Carl me alcanzó antes de entrar al gran comedor. Se sacó los lentes y me miró con su único y resplandeciente ojo. Ya no le interesaba el hecho de que pudiese ver la cicatriz, pues no me incomodaba en lo más mínimo, y él lo sabía.

—Eso creo — inhalé y exhalé con lentitud.

Las manos me temblaron al abrir la puerta para poder ingresar. Una vez estando dentro del gran comedor, Carl habló mientras caminabamos.

—Tranquila, Ally, todo estará bien — frotó mi hombro izquierdo con dulzura —. Volverá antes de que pueda desatarse algo.

Asentí.

No me abandones: El final se acercaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt