37 Nunca es demasiado tarde

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Y la ganadora del duelo anterior es:

BROOKE.

Creo que era muy obvio, ¿no?
Sinceramente le he puesto más empeño a esta villana. Brooke es una verdadera villana.









-¿Estás bien?

Sin dejar de caminar, miré a Gill.

-Lo estaré - respondí -. Necesito estarlo. Maggie me dijo que debía de tomarme un tiempo para pensar en lo que ha sucedido.

Era extraño para mí caminar por las calles de Hilltop sin ver a Carl por ahí. Sin él cerca de mí en carne y hueso, mi rutina diaria cambió. Dio un giro inesperado del cual no lograba recuperarme. Confieso que, antes de que todo comenzara a salir realmente mal, me levantaba temprano para mirar a Carl a través de la ventana, sentado en la torre de vigilancia mientras admiraba los árboles, los pájaros, la naturaleza que aún nos quedaba. De alguna manera me transmitía paz. Suena muy acosador, pero de verdad me encantaba verlo tan relajado y sin problemas que lo atormentaran.

-Perdona que lo diga pero - con su mano en mi hombro, me detuvo -... Siento que, entre más te pones a pensar, más daño te causas.

-Puede ser. Es solo que... Necesito ordenar todo lo que siento ahora.

O simplemente olvidar.

De repente comencé a sentirme cansada, con debilidad en mis extremidades. Sentí que el calor se apoderaba de mí y me dejé caer al suelo para descansar un poco. Gill se mantuvo de pie, observando mi sufrimiento.

-¿Te encuentras bien?

Respiré hondo, llenando ambos pulmones de aire fresco. La herida en mi brazo ardía terriblemente, algo que no estaba dispuesta a soportar con todo lo que sucedía.

-No me siento bien - coloqué ambos brazos en mi estómago y presioné con fuerza -. Creo que voy a...

No hubo tiempo de decir algo más. Hice la cabeza a un lado y dejé que todo lo malo saliera por mi boca. En conclusión, vomité. Al terminar regresé a la posición de antes con las manos temblando sin parar.

Gill se agachó y me miró.

-Tranquila, ¿si? Iré por ayuda, tu quédate aquí. ¡Erik! - y se levantó para marcharse.

Mientras ella se alejaba, yo me recosté entre la tierra y las rocas. Cerré los ojos y traté de seguir respirando con regularidad. Sentía que cada parte de mi cuerpo estaba ardiendo en llamas; no por culpa del sol, sino por otra cosa, algo diferente que nunca antes había tenido la mala suerte de sentir. Y, luego de unos cuantos segundos que me parecieron eternos, pude distinguir el sonido de unas pisadas que eran realmente aceleradas, las cuales se acercaban cada vez más a mí. De pronto... unas manos se posaron sobre mis hombros, y me sacudieron ligeramente hacia ambos lados, quizás para tratar de despertarme. Mis oídos estaban cerrados ante cualquier sonido de mi alrededor; es por eso mismo que no me di cuenta de que alguien me hablaba, no hasta que tuve la oportunidad de reaccionar nuevamente para poder escuchar la voz de Erik gritando mi nombre.

-¡Allyson, despierta!

Entonces, abrí los ojos, y ví el rostro de Erik mirándome con angustia. Aunque, más que eso, temor de lo que podría estar pasandome. Cuando por fin me vio despierta, pasó una de sus manos por mi frente con el fin de apartar mi cabello.

-¿Qué me sucede? - susurré con debilidad.

-Vamos a averiguarlo - Erik fue quien respondió. A un lado de él se encontraban Gill y Leila. Ambas igual de preocupadas por mi salud -. Ahora necesito que hagas un esfuerzo y me ayudes a levantarte, ¿está bien?

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now