No me abandones: El final se acerca

90 Ángel de la guarda

Opiniones del capítulo anterior

Mi caballo andaba a toda prisa por el camino de regreso a Alexandria, detrás de Leila, Alan y por supuesto Carl, quién llevaba consigo el cuerpo inconsciente de lo que sea que poseía esa escalofriante piel de caminante por toda su cabeza.

Alan tuvo que ocuparse de traer a su lado el caballo que Benjamin utilizó para transportarse al salir de la comunidad.

Las manos no me habían dejado de temblar desde que abandonamos aquel campo. Las imágenes de Benjamin siendo apuñalado y los caminantes portando las armas no me permitían estar tranquila, pues se encontraban rondando por mi cabeza en innumerables ocasiones y, el hecho de llevar conmigo el cuerpo de mi amigo ya sin vida me erizaba la piel de una terrible manera.

—¡Abran las puertas! — rugió Carl metros antes de llegar a Alexandria, con un ademán potente.

Alarmado, Kal se apresuró en abrir las puertas que nos dan el acceso, sin imaginarse el por qué de nuestra desazón tan perceptible.

Nos adentramos en la comunidad, obligando a los caballos a bajar la velocidad de a poco hasta por fin detenerse por completo.

Me bajé de mi caballo pegando un salto, con la respiración agitada. Miré a todos lados con un nudo en la garganta que lograba sofocarme.

Los habitantes que nos vieron entrar tan precipitados se acercaron de inmediato, a sabiendas de que algo andaba mal. Cuando caminaron lo suficiente hacia nosotros, pudieron ver la desgracia que nos tenía alborotados. Capturé en mi memoria las reacciones de varios de ellos al percatarse del cuerpo de Benjamin ya sin vida sobre el caballo en el que me transportaba.

Quise llorar con todas sus miradas posadas sobre mí esperando una explicación de mi parte. Quería romperme y desaparecer.

Rick apareció entre la multitud luego de unos pocos segundos; detrás de él venía Gill haciendo un gesto que denotaba notable preocupación, aún sin estar enterada de lo sucedido.