64 El chico "muerto" vuelve

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Luego de un par de minutos que para mí fueron eternos, finalmente llegamos a nuestra querida comunidad: Hilltop. El helicóptero fue descendiendo de poco a poco hasta quedar varado en una de las calles de la comunidad y Chad fue el primero en ponerse de pie. Nos regaló una mirada rápida a cada uno de nosotros y después habló.

-Es una lástima que ninguno de ustedes puedan ayudarnos a conseguir una cura - suspiró. Miré a Erik, quién mantenía la cabeza agachada y sus brazos cruzados -. Agradecemos de igual forma que hayan cooperado con nosotros. Las personas que se quedaron aquí ya tienen consigo las muestras de sangre de todos los habitantes, solo quedaría analizarlas en el laboratorio y, en caso de que resulte algún inmune, vendremos por él, ¿de acuerdo? - los ocho asentimos seriamente - Y, Erik - Chad se volteó hacia él, obligándolo a alzar la vista -, le diré a Madi que revisemos las muestras de tu sangre más a fondo, en caso de que haya sido una equivocación, ¿sí?

Erik asintió desanimado.

-Muy bien - se acercó a la puerta del helicóptero y la abrió, deslizandola a la derecha con fuerza -. Pueden irse. Gracias.

Todos nos levantamos, y Carl hizo igual; se colocó justo detrás de nosotros, deseando esconderse y pasar desapercibido entre nosotros nueve. Cuando pasamos de largo a Chad, este se interpuso en el camino de Carl de repente. Nadie mostró interés ante aquella reacción, salvo yo. Mientras Rick era el primero en bajar, me quedé observando a Chad y a Carl.

-¿A dónde vas? - le preguntó.

Carl se mantuvo recto y serio, sin denotar alguna señal de nerviosismo. Ahora tendría que hablar de una manera u otra. Solo deseaba que no lo descubrieran.

-Los ayudaré a bajar - respondió él, fingiendo una voz extraña y más grave de lo normal. No parecía ser la voz que caracterizaba a Carl Grimes; de cualquier forma, su voz había cambiado, lo noté desde nuestro reencuentro.

Chad mostró una mueca en su rostro y negó con la cabeza un par de veces, demostrando indiferencia.

-Ellos pueden solos - afirmó -. Regresa y toma asiento.

Tragué saliva. No tenía idea de qué hacer y al parecer Carl tampoco. Sin nada más que hacer, dio media vuelta y regresó al lugar exacto en el que estaba sentado segundos atrás, tal como se lo ordenó Chad. Comencé a desesperarme, así que me moví de un lado a otro con nerviosismo, mirando a todos lados en busca de algo para poder distraer a Chad por unos segundos.

-Vamos, Ally - gritó Rick. Me giré un poco para poder mirarle. Su brazo derecho se extendía frente a mí -. Te ayudaré a bajar.

Estiré el brazo con inseguridad y, cuando ambas manos hicieron contacto, salté del helicóptero a las calles de Alexandria. Mis pies chocaron contra el pavimento provocando que me tambaleara un poco, pero gracias a la ayuda de Rick me mantuve estable. Miré al interior del helicóptero. Carl seguía sentado y Chad solicitaba a sus compañeros con las muestras de sangre a través del walkie talkie.

-¿Qué hago? ¿Qué hago? - susurré desesperada, dando pequeñas palmaditas sobre mí muslo derecho.

Todo a mi alrededor parecía ir en una velocidad lenta. Podía sentir y escuchar a mi corazón palpitar una y otra vez; las manos temblaban y mi respiración era cada segundo más intensa. Comenzaba a entrar en un estado de agobio que debilitaba cada pequeño pedazo de mi ser hasta convertirme en algo vulnerable e insignificante.

Y entonces, a lo lejos, entre los huertos ya secos de Hilltop, divisé a los otros miembros del laboratorio portando una bandeja en sus manos con las pruebas de sangre, cada pequeño tubo de ensayo etiquetado con los nombres de los habitantes de la comunidad. Una mujer que no tendría más de cuarenta años tropezó y por consiguiente algunos de estos tubos tambalearon y cayeron sobre la nieve; así que no lograron romperse. Pensé inmediatamente en que necesitaría ayuda y, sin perder más tiempo, me giré hacia el helicóptero para llamar a Chad.

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now