18 Algo inesperado

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Capítulo dedicado a nuestro mejor ídolo. Que aunque sé que no llegará a ver esto, se merece un homenaje por su gran esfuerzo y dedicación en su trabajo. Chandler Riggs (Carl Grimes)

Negan seguía hablando, a través de los que parecía ser un micrófono. Los habitantes de Alexandria corrían apresurados por doquier. Todos estaban asustados. Yo también tenía miedo de lo que pudiera pasar. Los hombres a los que intentabamos destruir habían escapado, y ahora se encontraban en nuestro territorio para atormentarnos de nuevo. No existían dudas que aclarar, ya sabía lo que sucedió, cómo lograron salir del Santuario. Desde un principio Daryl quiso abrir esa brecha de la que nos habló a Rick y a mi, y aunque no me cabía en la cabeza ni una idea de cómo pudo hacerlo sin las bombas, era evidente que al fin y al cabo lo hizo sin ninguna autorización.

—¿Qué vamos a hacer? — preguntaba Michonne, con cierto tono de preocupación en su tono de voz.

Leila, Gill y Alan ya se acercaban a nosotros más calmados de lo que podría imaginarme. Me volteé para mirar a Daryl; sus ojos se movían de un lado a otro debajo de esos mechones de cabello que le cubrían el rostro. No había dicho una sola palabra desde que Negan llegó, pero me daba cuenta a la perfección de que se sentía culpable por lo que estábamos a punto de presenciar.

—Lo hiciste, ¿no? — le pregunté —Dejaste que los caminantes entraran.

—¡Teníamos que deshacernos de ellos! — replicó —Mientras que tú y Rick no estuvieron de acuerdo con lo que proponía Rosita y Tara quisieron ayudarme en esto.

—Sí, y mira lo que pasó — repuse. Estaba muy decepcionada de que personas tan inteligentes como Daryl, Rosita y Tara desobedecieran a las órdenes de Rick, sabiendo aún a lo que se estaban arriesgando.

—Quiero que se paren fuera de sus casitas y empiecen a formular unas disculpas — regresamos la vista hacia las puertas de Alexandria al escuchar que la voz de nuestro atacante resonaba nuevamente por todo el lugar luego de unos pocos segundos de silencio —La persona que diga la más aburrida de todas morirá. Luego mataré a Rick frente a todos, y continuaremos.

Me pasé una mano por el cabello. No tenía la menor idea de qué podíamos hacer para librarnos de esa sin que nadie saliera herido, ni siquiera los adultos que nos rodeaban sabían que hacer. Leila y Gill preguntaban sin cesar cuál era el plan que pondríamos en marcha para deshacernos de ellos; del otro lado Daryl y Rosita se gritaban en la cara mutuamente, discutiendo sobre quién sabe qué cosa. Carl miró a cada uno de nosotros y una chispa de coraje se encendió dentro de él.

—¡Todos cierren la boca! — gritó, haciendo que todos se callaran al instante —Sé que hacer. Vamos.

Comenzó a andar sobre la acera en dirección a la izquierda, al frente de los demás. Mientras lo seguíamos no podía dejar de mirar a los otros habitantes de la comunidad corriendo en direcciones diferentes cada uno. Niños pequeños llorando, adultos desesperados por su protección y algunos cuantos mirando fijamente las muros de Alexandria, dispuestos a hacer lo que sea por sobrevivir.

—Tienen tres minutos para abrir ese portón, cuéntenlos, o comenzaremos a bombardearlos a todos — advirtió el líder de los Salvadores.

Con un solo brinco, Carl subió a una de las camionetas que contenían cajas llenas de provisiones, tanto comida como casquillos de balas. Nos detuvimos automáticamente, observando cada movimiento que él hacía. Me abracé a mi misma para cubrirme del frío e intenté abrirme paso entre los voluminosos cuerpos de Daryl y Michonne.

—Tiene que parecer que nos escapamos por atrás. Hacia el bosque a mitad de camino de la cantera — explicó, al mismo tiempo que empezaba a llenar varias bolsas con latas de comida —Cortamos las luces, así tenemos ventaja, los atacamos y nos vamos a pie — subí a la camioneta para poder ayudarlo —Sabrán dónde estaremos. Solo necesitamos las armas, reunir a todos aquí y los encontraremos allí.

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now