45 El recluta

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Hashtags del capítulo anterior:

#NoQuieroQueSeMueraNingunoSeLosDelGrupoDeAdolescentes

#NoQuieroQueAparezcanMasAdolescentesPorUnBuenRato

#NoQuieroQueAcabesConEstaParejaComoLoHicisteConCarl

#NoQuieroQueMásPersonasDelGrupoMueran

#NoQuieroQueRayisSalgaConErikPorqueRayusEsDeCarlYSoloDeCarl

#NoQuieroQueRayitaEstéConErik

#NoQuieroQueLaRayisAndeConErik

#NoQuieroQueCarlMuera

Y el ganador del DUELO DE COMICOS ES:

BENJAMIN. ¡Felicidades a mi chico del melón!




Otro día más con un montón de cosas qué hacer y gente ocupada.

Como siempre desde hace un año, el ambiente estaba muy tranquilo para todos los habitantes de Hilltop. Y a pesar de llevar ya mucho tiempo viviendo en ese lugar, la verdad es que no llegaba a acoplarme del todo bien. Extrañaba Alexandria. Extrañaba mi residencia asignada. Extrañaba todo ese terreno que me proporcionaba paz y alegría. Se había vuelto mi segundo hogar, y estaba segura de que Hilltop no podría llegar a reemplazarlo ni en un millón de años. Simplemente pisar las calles de Alexandria me llenaba la cabeza de cientos de recuerdos, en su mayoría buenos. Y sí, al hablar de recuerdos buenos es obvio que todos contienen alguna imágen de Carl.

Ya tenía que dejarlo pasar y acostumbrarme al nuevo lugar.

Había estado muy ausente con Maggie últimamente, así que decidí ir a visitarla por un rato y ver cómo se encontraba; además así mataría un poco el tiempo.

—¿Está aquí la Maggie que conozco? — grité al entrar en su despacho.

Me encantaba lo organizada que podía llegar a ser Maggie. Cada cosa siempre estaba en su lugar correspondiente y mantenía limpio todos los rincones de esa habitación.

Tenerla como la líder de Hilltop nos dejaba buenos resultados.

—Esa misma — me respondió, dándome la espalda —. ¿Cómo va todo con Erik? — preguntó sin voltear a mirarme aún.

—Supongo que bien — me senté en una de las sillas frente a ella —. ¿Cómo va todo con el bebé?

Se giró hacia mí con su pequeño niño en brazos. Estaba completamente despierto, riendo y moviendo sus manitas de arriba a abajo.

—Mejor de lo que creí — se acercó a mí con una sonrisa, mirando con alegría a su hijo —. ¿Quieres cargarlo?

Asentí. Ella extendió ambos brazos y me lo entregó.

—Hola, pequeño Glenn.

Senté al niño sobre mí regazo sin dejar de mirarle. Tenía los bellos ojos de Glenn y la pequeña y refinada nariz de Maggie. Verlo era como sentir la presencia de Glenn a mi lado, y eso sí que me hacía sentir realmente bien.

Mientras me ocupaba del cuidado de aquella inocente criatura, Maggie aprovechó para inspeccionar unos cuantos papel que se encontraban apilados sobre su escritorio. Leyó cada uno de estos con atención.

—¿Qué son? — pregunté meciendo al niño de un lado a otro.

—Es todo lo que tenemos por ahora. Y la verdad, es que todo marcha mucho mejor de lo que creí.

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now