11 No es él

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-Me llamaste imbécil e idiota - protestó Carl, haciendo unos pucheros graciosos.

Simplemente enarqué un sonrisa. Carl estaba sentado sobre la camilla con una frazada cubriéndolo. Yo me tiré al suelo y recargué todo mi peso en la pared.

-Me diste un gran susto - el respirador en su nariz me ponía los pelos de punta. Solo esperaba que pudiera seguir llevando una vida normal luego de lo sucedido -¿Recuerdas algo de lo que pasó?

El castaño me miró directo a los ojos.

-Recuerdo la sensación del impacto. En cuanto choqué contra el pavimento no sentí nada más. Fue como si estuviera muerto.

Me mantuve en silencio. En todo lo que pensaba era que ahora Carl y yo corríamos peligro más que nadie. Brooke estaba dispuesta a matarnos de la forma más violenta con tal de cobrar venganza; posiblemente su siguiente plan ya se había puesto en marcha. Ella es inteligente, no llegué a conocerla bien, pero sé que es una chica muy astuta, no le es necesario hacer muchas cosas para dar con nosotros.

-¿Dónde está mi padre? - me preguntó de repente. Su ojo izquierdo se había cristalizado.

A decir verdad, no tenía la menor idea. Al entrar en Alexandria no me topé con él para nada. Antes de irme con la gente de El reino me dijo que también saldría y volvería pronto, pero no me comentó a donde se dirigía ni con quién.

-No lo sé, pero luego volverá.

-¿Qué hay del golpe en tu frente?

Me levanté con algo de pesadez.

-Resbalé y choqué contra el suelo - eso sí que sonaba ridículo.

Caminé hasta la ventana de la habitación, Carl me siguió con la mirada. Aparté la cortina para poder observar a través del cristal, pero lo que mis ojos vieron a continuación no fue nada agradable. Era Rick entrando por las puertas de Alexandria; un caminante que estaba atado con una cuerda lo acompañaba como si fuera su mascota. Sentí una punzada en el corazón. Ahora tenía muy en claro a donde había ido Rick y cuál era su objetivo. Retrocedí dos pasos y después di media vuelta. Carl se encontraba de pie frente a mi.

-¿Sucede algo?

Acomodé su despeinado cabello e hice que volviera a sentarse en la camilla. Trató de sacarse la aguja que tenía insertada en la piel, pero lo detuve al instante. Debía dejárselo tal y como estaba hasta que Christi fuera a revisarlo.

-Erik llegó - le respondí de una vez. Su mirada se iluminó con un rayo de alegría incluído.

-¿Lo trajeron? - volvió a levantarse como todo el chico testarudo que es.

-Al parecer Rick lo hizo - traté de que las palabras salieran de mi boca con naturalidad, pero aún así sentía que me temblaba la voz -Quédate aquí, lo digo en serio.

Abrí la puerta de la habitación y salí disparada de ella. Atravesé el primer piso sin ningún inconveniente, esta vez no choqué contra el cuerpo de nadie más; así que pasé por la puerta principal y en poco tiempo ya me encontraba en el exterior. Las pocas personas que aún habitaban en Alexandria rodeaban a Rick mientras formulaban infinidad de preguntas respecto al caminante que traía con él. Sólo pude escuchar unas cuantas palabras por parte de Rick explicando rápidamente como estaban las cosas para mantener la calma entre todos los demás. Incluso Alan, Gill y Leila estaban ahí preguntándose quién era aquella persona que se había convertido en un caminante. No llegaron a conocer a Erik, pero sin duda pensé que pudieron haberse llevado bien. En mi mente creaba escenarios en donde nos veía a todos nosotros los adolescentes reunidos en armonía haciendo estupideces y riendo a carcajadas. Deseaba tener una sola noche de diversión con mis amigos, unos momentos de alegría era todo lo que necesitaba para soltar el exceso de estrés acumulado sobre mi. Lamentablemente creí que nunca se llegaría a cumplir, porque siempre tenía que morir uno de ellos.

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now