25 Jurar en vano

782 65 18
                                    

Tal y como lo había dicho Leila días atrás, el calor estaba haciendo de las suyas. El frío se marchó para darle la oportunidad al sol de convertir los días fríos en días calurosos. Y para ser sincera, era algo que yo detestaba.

Me tiré al suelo y recosté todo el peso de mi cuerpo en el tronco de un árbol en cuanto Rick y Negan dieron por terminada su charla. Mientras que yo trataba de relajarme (cosa que no daba resultado) Rick anduvo caminando de un lado a otro por todo el lugar, apretando aquella radio entre sus manos con fuerza. Me preguntaba qué estaría pensando. Quería saber qué cosas pasaban por la brillante pero a la vez desquiciada mente de mi querido líder. Lo conocía desde hace años ya, y sabía perfectamente de lo que ese hombre era capaz.

La carta de Carl dirigida a Negan me la guardé en el bolsillo del pantalón; fue la única que tenía en mi poder, quizás por que Rick no quería volver a verla. Al fin y al cabo el poseía las demás, entre ellas la mía, y por más que quise pedírsela no lo hice. No me sentía del todo preparada como para leer todas esas palabras que Carl deseaba expresarme. Lo haría después de ver cómo se ponía, supongo.

Cerré los ojos y respiré profundamente, dejando caer los brazos a los costados con la intención calmarme, aunque fuera unos pocos segundos. Desde que había comenzado todo ese conflicto con los Salvadores no había podido descansar una sola noche sin tener pesadillas, mucho menos estar sin preocupaciones en el transcurso del día.

-¡Ese maldito imbécil! - mis ojos volvieron a abrirse al escuchar a Rick gritar desde la lejanía. Con pasos acelerados, se fue acercando a mi -. No me importa lo que él diga... Voy a matar a Negan.

Un soplo de ira se intersectó dentro de mi y me recorrió todo el cuerpo hasta quedarse clavado en mi pecho. Recuperé nuevamente las fuerzas para poder levantarme. Eso no iba a quedarse así.

-¿Qué es lo que te pasa? - le pregunté con un tono de voz fuerte. Por supuesto que el me miró con una mala cara, al mismo tiempo que se detenía frente a mi.

-¿Qué es lo que quieres...?

-¡Prometiste que ibas a terminar con esto! - le interrumpí.

-Y eso es lo que voy a hacer - protestó. Bajó la vista a sus pies antes de proseguir -. Mataré a Negan de una vez por todas.

Rodé los ojos y dejé escapar un ruidosos gruñido de mi boca. Si nadie le diría a Rick todas sus verdades yo lo haría. Basta de estar peleando. Basta de estar perdiendo gente importante, gente que amamos. Todo ese remordimiento tenía que acabarse o nunca podríamos vivir tranquilos, pues lo único que lográbamos era terminar poco a poco con la raza humana.

-¿Que no entiendes? Le juraste a tu propio hijo que acabarías con esta guerra. Dijiste que no ibas a matar a Negan, ni a él ni a nadie más.

sus brazos se cruzaron y formó una expresión de indiferencia ante mis palabras. Sin decir nada, dio media vuelta para comenzar a alejarse de mi, otra vez. Aquello se le hice costumbre en tan poco tiempo. Cuando ya había avanzado un par de metros me dijo:

-Yo jamás prometí que no mataría a nadie.

Suspiré. Todo se estaba saliendo de control. Si la muerte de su hijo no lo hacía reflexionar entonces no sé qué lo lograría.

Rick seguía caminando constantemente a la misma velocidad que sus pies le proporcionaban. Con cada paso que daba se veía mucho más alejado desde mi punto de vista. No parecía querer continuar con su camino conmigo de compañía, pues en ningún momento dado se detuvo para mirarme. Sin embargo, por más enojado que él estuviera, comencé a acercarme con pasos muy acelerados, casi corriendo.

El césped me picaba mientras avanzaba; sentía cómo el sol quemaba mis brazos descubiertos ante los fuertes rayos que este emitía. Si no moríamos a causa de la guerra supongo que el calor se encargaría de nosotros.

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now