No me abandones: El final se acerca

40 La última guerra (Parte 1)

Allyson

Cayó otra noche más. Todos habían ido a dormir justamente después de haber armado un plan para la mañana. Excepto yo, pues no sentía ni un solo deseo de dormir la noche previa a la guerra contra Negan. Como no existía algo que pudiera hacer dentro de Hilltop mientras la comunidad se encontraba en descanso, tomé uno de los autos y salí a escondidas con un solo destino en mente: Alexandria. Quería estar por última vez (si es que no sobrevivía) en el lugar donde crecí durante varios años de mi vida. Se convirtió en un hogar para mí, uno que no podría ser reemplazado por ningún otro.

Al entrar, lo primero que tuve que ver fue cenizas por doquier. Creé cientos de imágenes en las que me veía a mi, y a todos los del grupo siendo felices en ese mismo lugar. Todos ellos trabajando, riendo, descansando; haciendo infinidad de actividades para dejar de lado a los caminantes que acechaban detrás de los muros. No estaba dispuesta a dejar atrás Alexandria.

Caminé con pasos lentos, adentrándome cada vez más en aquella comunidad que había sido destruida (aunque no por completo) varios días atrás. Cada roca, cada pequeño escombro que crujía bajo mis zapatos, lograba recordarme miles de momentos alegres que viví en ese lugar. Entonces, mi vista captó la casa en la que dormí desde mi llegada. Curiosamente, se encontraba en perfecto estado, casi sin ni un solo rasguño. En esa misma construcción, Carl y yo nos habíamos sentado en el techo para observar las estrellas y bailar en la oscuridad, mientras qur todos los demás dormían tranquilamente. Corrí hasta esta estusiasmada, y por el árbol más alto subí al techo, simplemente para poder sentarme a observar. Simulé estar tomando la mano de alguien y ladeé la cabeza un poco a la izquierda.

—¿Recuerdas cuando nos sentabamos aquí? — le pregunté a Carl. El ya no estaba a mi lado, pero aseguraba que, dondequiera que él estuviera, me escuchaba en todo momento — Te pisé los pies como diez veces al bailar — me reí —. Y me perdonabas aunque sabías que lo volvería a hacer.

Una sensación extraña me invadió dentro del pecho. Bajé la cabeza y me recosté en el tejado, con los pies colgando desde la orilla.

—Voy a vengarte, Carl — susurré —. Voy a matar a Brooke por todo lo que nos hizo pasar. Ya lo verás. Tu muerte no va a ser en vano.

—Creo que al igual que tú, estoy destruido por lo que le ha pasado a este lugar.

Me levanté de inmediato. Erik estaba detrás de mí empuñando una pistola. Me miró por un par de segundos sin dejar de avanzar y se sentó junto a mi. No pronuncie ninguna palabra, simplemente entrelacé mis los dedos de ambas manos y me quedé observando a la nada. 

—Sé que querías mucho a Carl, y lo entiendo — comentó, con un suspiro incluído.

—Creí que no lo lograría, pero me equivoqué — volteé a mirarlo —. Aún no me siento del todo bien, pero estoy tratando de hacer que su partida no sea algo triste — guardé silencio luego de eso. Las estrellas brillaban con intensidad esa noche; no podía dejar de mirarlas. Pero después de unos cortos minutos, decidí agregar algo más —. Quiero continuar con mi vida, Erik. Está claro que no olvidaré a Carl pero... No quiero quedarme estancada por su muerte. Y de ahora en adelante, si tú también lo deseas, podemos volver a ser como éramos antes.

—Te refieres a — nos señaló a ambos. Yo asentí —... ¿Estás segura? — preguntó — Me refiero a que... Sé que lo nuestro nunca terminó, pero ¿estás lista para continuar?

Tardé un poco en responder.

—Sí. Estoy segura de esto.

Y entonces, Erik se puso de pie, y cediendome sus dos manos, me ayudó a levantarme al igual que él. No quise esperar más, así que me abalancé sobre él para abrazarlo con fuerza. Por unos instantes, sentí que se trataba de Carl, por lo que sonreí. Nos separamos un poco, solamente para mirarnos a los ojos. Mis brazos seguían alrededor de su cuello, y los suyos, que estaban en mi cintura, subieron hasta mi rostro. Con los dedos de sus manos acarició mis mejillas para después irse acercando poco a poco.