19 Teoría confirmada

902 57 52
                                    

(Un día antes del enfrentamiento con Negan)

Erik

Mis ojos se abrieron de repente sin mi consentimiento. Lo primero que ví al recuperar por completo la vista fue la bombilla que colgaba del techo de la habitación titilando. Entrecerré un poco los párpados. La cabeza me dolía tanto que hasta llegué a creer que explotaría en cualquier momento inesperado. No recordaba absolutamente nada, excepto aquella jeringa con un extraño líquido que el doctor insertó en mi brazo izquierdo sin mi autorización. Me sentía abatido. Parecía que había estado dormido por horas y horas. Sea lo que sea que me hicieron no se trataba de algo agradable, al menos no para mí, pues me encontraba realmente jodido desde los pies a la cabeza. Con la ayuda de mis brazos me incorporé hasta quedar sentado. La camilla en la que me encontraba me había provocado un terrible dolor de espalda, pues no era más que una superficie de metal tan dura como una roca. El doctor Jace caminaba de un lado a otro desesperado, moviendo objetos quirúrgicos y así causando repiqueteos por toda la habitación.

-Creí que despertarías mucho más tarde - dijo sin mirarme.

Solté un gemido y me froté los ojos con un gesto desagradable en el rostro.

-¿Qué mierda me hizo? - pregunté, sin la importancia de querer sonar amable -. Me siento...

-¿Enfermo? - decidió interrumpirme - Es lo que esperaba. Pero tranquilo, es posible que sobrevivas a eso. Si lo hiciste una vez quizás lo hagas dos.

-¿Sobrevivir?

Ya no comprendía absolutamente nada de lo que me decía. Tenía tantas dudas que necesitaba que fueran resueltas. La primera y la más importante de todas era: ¿Qué han hecho conmigo?

-Escucha. Hice unos análisis. Posees un muy buen sistema inmunológico, pero no puedo comprobar si realmente eres diferente a los demás. Necesitaría estar en un laboratorio para estuadiarte como se debe - se detuvo por un par de segundos para mirar unos papeles con cientos de palabras escritas a mano, luego me miró -. La única forma de asegurarnos de que eres inmune es insertandote nuevamente ese virus para ver cómo reaccionas... Así que, por lo tanto, hemos hecho que un caminante te rasguñe.

Abrí los ojos sorprendido por lo que acababa de decirme. De repente bajé la mirada a mi pierna derecha. Mi pantalón estaba remangado hasta por encima de la rodilla, y un poco más abajo traía puesto un trozo de venda que se había llenado de algo de sangre. Traté de hablar, pero de mi boca no salieron nada más que pedazos de distintas palabras. Estaba perplejo. ¿Cómo podían hacerme eso? ¿Cómo podían hacer que el virus recorriera mi cuepor por segunda vez? Salí ileso la primera vez que había sido mordido, pero talvez fue porque hice algo al respecto. ¿Qué iba a sucederme ahora cuando no podía evitar que se propagara dentro de mi? Todo era una locura, una completa locura.

-Que hizo ¿qué? - exclamé por fin -¡Está demente! ¿Se da cuenta de que está poniendo en peligro mi vida?

-Lo sé - me cubrí la cara enfurecido con ambas manos -...No debes preocuparte tanto. Es muy probable que de verdad seas inmune a este virus. Estoy seguro de que si no lo fueras ya estarías más que muerto, pues con tan solo contar la piel dañada no te salvas. ¿Crees que eres el único que lo intentó?

Quería levantarme y golpearlo. Deseaba con todas mis fuerzas darle una paliza, desfigurarle el rostro hasta dejarlo casi muerto. Claro, para él era fácil suponer mi inmunidad, puesto que no se encontraba en la misma situación que yo. Sin embargo se mantuvo en silencio, demasiado tranquilo a mi parecer, lo cual solo hizo que me molestara aún más. La vida de una persona estaba en juego y este hombre actuaba como si no estuviera ocurriendo nada. Por eso y mucho más odiaba a los Salvadores y cualquier persona que tuviera que ver con ellos... Y aunque yo fui uno de ellos me sentía realmente arrepentido y muy avergonzado.

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now