22 No mires

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El sonido de la bala saliendo disparada del arma de Carl me aturdió por completo. Mis oídos emitían ruidos tan extraños que tuve que cubrirlos con mis manos para apaciguarlos. Había cerrado los ojos con fuerza y agaché la cabeza con las lágrimas deslizándose por mis mejillas.

—No mires — me dije a mi misma entre sollozos —. No mires. Por favor, no mires.

Las manos me temblaban sin parar, y las náuseas se apoderaron de mi instantáneamente.

Detrás de mí resonaron los pasos de Michonne, Rick y Erik acercándose a mi apresurados. No quería ver los rostros entristecidos de los tres, mucho menos el cuerpo sin vida de Carl que yacía frente a mi.

Y entonces, los recuerdos se arremolinaron dentro de mí y aparecieron en mi mente para absorberme, y así sacarme de la dolorosa realidad...

(Días atrás)





Era de mañana. Las calles de Alexandria estaban desiertas a esa hora.

Con toda la pesadez que mi cuerpo sentía, me incorporé y froté mis ojos para poder adaptarme poco a poco a la luz del día. Al terminar de vestirme miré por la ventana de la habitación mientras amarraba mi cabello, y me di cuenta de que Carl ya había despertado mucho antes que cualquiera. Se encontraba deambulando frente a las puertas de la comunidad con ambas manos metidas en sus bolsillos.

No quise perder más tiempo observándolo desde la distancia, así que tomé todas mis cosas y salí de casa con pasos rápidos. El fresco aire del exterior chocaba contra mi cara conforme iba avanzando hacia la torre de vigilancia, lugar donde estaba Carl sentado en una pequeña silla de madera. Él tenía ambos codos sobre su regazo, su espalda estaba algo encorvada y su vista se concentraba en los árboles del bosque. Nunca antes lo había visto tan realajado, no después de que las cosas comenzarán a salir terriblemente mal.

Me detuve centímetros antes de llegar a las escaleras de la base de vigilancia para poder observarlo. Ladeé un poco la cabeza y formé una pequeña sonrisa en mi rostro al ver que sus ojos se cerraban pacíficamente, como si nada del apocalipsis estuviera sucediendo.

—Te has levantado muy temprano, ¿no crees? — grité y él se volteó. Tardó un poco en buscarme con la mirada, pero cuando al fin sus ojos se posaron en mi me sonrió.

—Estuve en coma como por tres días seguidos — me dijo poniéndose de pie —. Mi mayor pesadilla por ahora es dormir. Me duele el trasero.

Solté unas carcajadas ante su último comentario. A decir verdad, no había pensado que luego de ese sueño tan profundo que tuvo se vería obligado a detestar el hecho de tener que dormir durante unos cuantos días. Aunque, después de todo, supongo que aquello lo había favorecido en cierta manera, pues ahora se le notaba más activo y lleno de vida. Un buen descanso era lo que le hacía mucha falta para continuar con la batalla en contra de Negan y los siguientes problemas que nos deparara aquel mundo perdido.

—Así que... ¿No dormiste en toda la noche? — pregunté. Carl asintió moviendo la cabeza de arriba a abajo.

—No lo hice. Pero al parecer tu si. Te ví durmiendo por varios minutos, espero no te moleste.

Negué. No sé por qué creía que fue un lindo gesto de su parte el verme dormir.

De repente nos quedamos en silencio, mirándonos el uno al otro sin que se volviera incómodo. El cabello de Carl se movía a causa del aire, provocando que solamente lograra verse mucho más lindo que de costumbre. Recordé cuando él tenía apenas 14 años al igual que yo. No quería admitir en ese entonces que Carl era muy atractivo y, a través de los años, se puso mejor. No podía negar todo lo que me hacía sentir cuando lo tenía cerca.

No me abandones: El final se acercaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora