14 Extraño comportamiento

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-Esto es increíble, Carl - por fin en mucho tiempo había recibido una muy buena noticia -. No puedo creer que Erik siga con vida.

Aún no lograba comprender con claridad el hecho de que Erik siguiera vivo, porque era extraño pensar que una mordida de caminante no fuera suficiente para matarlo. ¿Qué lo hizo sobrevivir? La última vez que lo ví estaba pálido, sudaba demasiado y escupía gotas de sangre por la boca. ¿Será que existía alguna manera de tratar la gripe? Después de todo, eso es lo que terminaba matando.

Observé a Carl, quien mantenía la vista clavada en el camino para evitar un accidente. Sostenía una velocidad algo acelerada, pero manejaba bastante bien. Siendo sincera lo envidiaba por haber aprendido a conducir en tan poco tiempo. Al igual que yo, conservaba una enorme sonrisa en su rostro que por ningún motivo se desvaneció por completo. Los dos estábamos super felices de saber que Erik seguía en pie junto con nosotros en ese mundo.

-Es decir... ¿Cómo es que te enteraste que de verdad está vivo?

-Mi padre tiene a varias personas vigilando el Santuario - me respondió, dándome una mirada rápida y luego regesando la vista al frente -. Vieron a Erik a través de una de las ventanas en perfectas condiciones y nos dieron la noticia inmediatamente.

Llena de alegría, solté un fuerte grito con la intención de sacar toda la tensión acumulada desde hace días, semanas, incluso meses a causa de las muertes de mis familiares, amigos y problemas que me provocaron malas actitudes hacia ciertas personas y situaciones que tuvimos que afrontar como grupo. No me encontraba del todo relajada, ya que todavía nos faltaban arreglar unas cuantas cosas antes de volver a vivir una vida normal; pero el recibir aquella información de que el chico al cual quise con gran parte de mi corazón ya era un buen motivo para sentirme feliz, al menos por unas horas.

-¡Carl! - exclamé entusiasmada. Lo tomé del brazo y lo sacudí de una lado a otro.

-Estás loca - se rió.

-No estoy loca. ¡Estoy super mega emocionada!

Suspiré y me dejé hundir en el asiento. Jamás me había sentido de esa manera, no desde que el apocalipsis ocurrió cuando yo era pequeña. Estaba más animada que nunca, y cualquier persona que se me acercara podía notarlo a simple vista. No nos esperaba mucho camino por recorrer, puesto que Alexandria ya se encontraba muy cerca. Cuando me volteé hacia Carl tuve que mirarlo un par de segundos más para darme cuenta de que en la parte trasera de su camiseta estaba llena de sangre, que al parecer ya se había secado por completo. Disgustada por lo que acababa de ver, hice un gesto que él no pudo percibir por estar tan concentrado en mirar al frente. ¿Qué diablos hizo para quedar así? Ya estaba muy preocupada sin siquiera saber lo que pasó realmente. Abrí la boca para hablar, pero Carl giró su cabeza para mirar y la cerré casi de golpe.

-¿Qué ocurre? - me preguntó con tranquilidad - ¿Hay un fantasma en el auto?

No respondí. Estaba segura de que él no recordaba la enorme mancha de sangre que se extendía por toda su espalda. Aquello que lo dejó de esa forma debió haber sido horas atrás para que estuviera tan seco.

-¿Haces cosas sin tu consentimiento, Carl? ¿O por qué estás lleno de sangre?

Al principio bajó la velocidad del auto y me miró por un largo rato sin entender, pero luego una chispa de luz apareció dentro de su cabecita y recordó lo que tenía impregnado en su ropa.

-Yo... Maté a unos caminantes.

-¿Con la espalda?

Rodó los ojos.

-Claro que no. Maté a uno de ellos y caí sobre él. De ahí viene la sangre.

Guardé silencio después de eso. Tenía un montón de preguntas, pero Carl no deseaba hablar sobre el tema por algún motivo que desconocía. Alexandria ya estaba a nuestra vista; faltaban tan solo unos metros para llegar a nuestro hogar. Me limité a mirar por la ventana en lo que llegábamos al destino marcado en mis pensamientos. Veía los árboles, que conforme avanzabamos se iban quedando atrás; el sol estaba comenzando a ocultarse para que de esa manera la negrura de la noche pudiera invadir las tierras que nos rodeaban en ese mundo a punto de acabarse. Entonces el auto se detuvo de repente y desvié la vista de la ventanilla.

-¿Saliste solo? - le dije antes de que pudiera bajarse - No, olvida eso. Lo que me interesa es ¿por qué?

-¿No piensas dejarlo pasar?

Salió del auto apresurado, cerró la puerta causando un fuerte estruendo y caminó hacia las puertas de Alexandria. Al hacer un ademán con su mano lo dejaron pasar. Esperé un momento en el auto; solté un suspiro, me aseguré de que tuviera todas mis cosas conmigo y bajé de ahí para ir detrás de Carl. Comencé con pasos acelerados, y no fue hasta que me adentré en Alexandria cuando decidí que debía correr o jamás lo alcanzaría a ese ritmo. Antes de llegar a él fui disminuyendo la aceleración alcanzada y quedé justo a su lado.

-¿Por qué no quieres decirme lo que pasó? - ignoró mi pregunta, ni siquiera volteó a mirarme. Se comportaba como si no hubiera nadie hablándole, simplemente para fastidiarme. Lo tomé por el hombro. Carl se detuvo y le obligué a mirarme - Solo dime por qué es que saliste... por favor.

Gruñó para sí mismo.

-Ni tiene importancia.

-Entonces dímelo - repliqué -Si no tiene importancia no debes tener problema con decírmelo.

Puso ambas manos en su cintura y observó el suelo con la mandíbula tensa. Así era yo, muy curiosa, cuando quería saber algo hacía de todo para lograrlo. Carl podía tomarme con una entrometida, metiche, como quisiera llamarme, pero no era nada más que mi preocupación hacia él. ¿Cómo podía fingir que nada pasaba cuando una persona a la que quería mucho estaba lleno de sangre?

-Fui a llevar provisiones para una persona - dijo finalmente -. Mi padre quiso matarlo, y yo me sentí mal por él. Encontramos unos caminantes, y lo demás ya lo sabes.

-Pero hay algo que no me estás diciendo... Carl, si estás herido yo...

-¡No estoy herido! - me interrumpió, elevando la voz. Respiró profundo y luego soltó el aire acumulado dentro de sus pulmones para relajarse un poco ante la situación -Escúchame. No preguntes que sucedió allá afuera - señaló los muros de Alexandria -Créeme, es por tu propio bien.

Bajé la cabeza, sintiendo el miedo comerme por dentro. Si no quería contarme toda la historia era porque algo malo había pasado. Imaginé varias cosas, como que Carl mató a alguien inocente y se sentía culpable por ello, o que en realidad si se había lastimado y no quería decírmelo para evitar que me preocupar por él. Pero es que las ansias me carcomían viva porque Carl prefería ocultarme aquello. Supongo que lo que había pasado en el bosque quería que se quedara en el bosque por alguna razón. Traté de alejarme de todos esos pensamientos y sensaciones que solo me provocaban nerviosismo, y centrarme en lo que más importaba: la guerra contra Negan y el rescate para Erik.

Divisé a Leila viniendo hacia nosotros y me sentí aliviada de poder usarla como excusa para alejarme de Carl, dejando así de un lado aquel "conflicto" entre los dos. Saqué mi pistola de su funda y la estampé en el pecho de Carl. Aparté mi mano una vez que él pudo tomarla.

-Ya me voy...

Antes de marcharme, me tomó del brazo sin aplicar mucha fuerza.

-Lo lamento, en serio - no me volteé -. Lo hago por tu bien.

Al salir de su agarre decidí no agregar nada más o esa pelea se extendería más de lo necesario. Caminé hacia Leila, dejando a Carl muy atrás.

Si era por mí bien, entonces no era nada bueno, y creo que ya no me interesaba tanto por saberlo.

∆∆∆

En cuanto a esta historia, ¿Cómo describes a Carl por el momento?

No me abandones: El final se acercaWhere stories live. Discover now