74 Caminante anormal

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Lo peor había pasado. Rick y los otros se deshicieron de cada uno de esos hombres sin tantos problemas. No hubo más heridos, solo Erik. Sabía que no saldríamos todos ilesos de ahí. Pero, a pesar del disparo, él se encontraba bien; soportaría hasta llegar a la comunidad para que Cristi y Siddiq se hicieran cargo de la bala insertada.

Le ayudé a recostarse en la pared y, para evitar la hemorragia, me ocupé de amarrar un buen pedazo de tela que una de las chicas nos dió.

Rick estaba hablando con todas ellas, explicándoles el motivo de nuestra irrupción al edificio. Mientras tanto, los demás comenzaron a sacar cada uno de los cuerpos y yo me mantuve cerca de Erik.

-Esto arde como el infierno - se quejó.

-¿Cuantas veces has estado ahí?

-Sigue burlándote.

Me reí con discreción.

En ocasiones, agradecía que Erik hubiera sido bendecido con un buen sentido del humor que fuera necesario sacar a flote en situaciones así, simplemente para romper la tensión del momento.

Apreté el trapo que cubría la herida y con ellos vinieron unos cuantos gemidos de dolor por su parte. Observé su rostro que se veía lleno de gotas de sudor deslizándose desde la frente hasta las mejillas, y supe al instante que todo lo que el deseaba inmensamente era hacer desaparecer aquel sufrimiento que se veía obligado a soportar hasta poder regresar a Alexandria.

Él no siempre era sincero acerca de lo que sentía, y yo sabía eso. Talvez no deseaba que lo viéramos como una molestia.

-Erik - con delicadeza, hice a un lado el cabello que se colaba en su rostro -... Puedo llevarte a Alexandria.

-No, no. Estoy bien, aguantaré.

Sus ojos se cerraban inconscientemente, y su cara, que cada vez se ponía de un color más pálido, daba mucho de que hablar.

-Erik, te han disparado. Primero estás tú en esto, no discutas. Les diré a Rick y los demás que regresen a la comunidad en el otro auto cuando por fin terminen aquí.

Soltó un ligero suspiro y cerró por completo sus ojos con el fin de descansar un poco. Por mí parte, besé su frente y me levanté para ir hacia Rick. Una sonrisa se dibujó en él a duras penas, justo antes de que diera media vuelta. Era un chico muy dulce.

Al acercarme, noté que las chicas se mostraban felices de estar afuera de esas aburridas habitaciones, con excepción de Rachel. Sus expresiones siempre eran neutras. Apostaba a que se trataba de esas chicas a las que no les gustaba demostrar sus pensamientos o emociones como si se tratara de algo sumamente normal. La veía como esas personas a quienes el apocalipsis obligó a mantenerse firmes y ocultar sus deseos o sentimientos, solo para evitar corromperse. Una chica reservada, igual que Leila, pero más seria y quizás con muy poco sentido del humor.

-Vendré mañana para enseñarles a disparar y cosechar, entre otras cosas - explicaba Rick. Yo me coloqué a su lado -. Por ahora, les ayudaremos a limpiar este lugar y dar forma a una nueva comunidad. Así que andando. A limpiar.

Todas se dispersaron, tomando caminos distintos para comenzar la limpieza del edificio completo.

Entonces, Rick me miró.

-Erik está mal.

No fue necesario decírselo para que pudiera coincidir conmigo.

-Lo sé. Debo llevarlo con Siddiq y Cristi para que se ocupen de inmediato.

-Vayan - se sacó las llaves del bolsillo y me las entregó sin dudar -. Erik es prioridad. Nosotros nos quedaremos aquí, tú tranquila.

-Gracias - pronuncié.

No me abandones: El final se acercaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum