3.(HC) la felicidad es contagiosa

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HARRY

XIII

El motivo de su alegría tenía nombre y apellido, y una carita muy bonita que recordaba con bastante precisión a pesar de no haberla visto hace tiempo. Estaba tan feliz después de esa conversación telefónica con Cedric que, durante toda una semana, nada podría afectarle. Ni una broma de mal gusto de parte de Dudley le causaría una mueca que no fuese una media sonrisita divertida. Lavaría todos los recipientes de la sesión de cocina de su tía de la que no estaba invitado a disfrutar sin quejarse siquiera interiormente.

No tenía sentido que estuviera tan contento —no era como si Cedric se hubiese declarado o tuviera alguna oportunidad.

De todos modos, lo estaba.

Era agradable sentirse así.

También había recibido una carta de Sirius, quien se encontraba bien aunque escondido en un nuevo sitio. Llegó cuando ya había oscurecido, y Harry le estaba escribiendo una respuesta a la medianoche. Hedwig dormía fuera de su jaula, como acostumbraba tenerle a menos que alguien tocara la puerta, en cuyo caso la invitaría a entrar por unos minutos. Escuchó un pequeño ruido que provenía de ella, y se giró a mirarla sobre el escritorio.

Se había despertado y dirigido hacia la ventana.

Harry se levantó de la cama para echar un vistazo.

Por las horas, quizás Puff estaría por llegar.

Se sorprendió al ver dos bicicletas acercándose en el aire. Tuvo que contener la risa, porque simplemente era una imagen de lo más graciosa. Una tenía una canasta y lazos de colores, y no sabía decidir quién habría aceptado usar esa sin problemas. O cómo Fred y George lo habrían acordado, pero fuese quien fuese iba solo en esa. En la otra, Ron abrazaba a uno de sus hermanos mayores.

Todavía faltaban un par de semanas para la fecha que su mejor amigo le había dicho que irían a buscarle. Harry estaba agradecido de que se hubieran adelantado, incluso si era en bicicletas para niños. Abrió la ventana e inmediatamente tiró todas sus pertenencias dentro de su maleta. Como cada año, no dejaría nada en la habitación, con la esperanza de que, como por arte de magia, jamás tuviese que volver.

XIV

—Mamá y Papá querían enviar una carta pidiendo permiso para buscarte antes del Mundial —explicó Ron, en la bicicleta de al lado con voz alta—. Queríamos venir antes de eso, pero ellos creyeron que tu familia no lo aceptaría, siendo que te irías como un mes entero. Como sea, no los convencimos y decidimos hacerlo nosotros.

—La vez pasada salió muy bien —dijo George, a quien Harry estaba abrazando para sujetarse en la parte posterior mientras volaban—, así que decidimos ir por una...

No encontró el tono irónico que esperó que viniera con esas palabras.

—Misión de rescate 2.0 —vociferó Fred con entusiasmo.

—¿Salió muy bien la otra vez?

Habían metido al señor Weasley en problemas. Casi revelaron la existencia de los magos a cientos de muggles, y habían recibido un castigo. Todo para buscarle. Harry estaba igual de conmovido esta vez, si no era que más. Se habían vuelto a molestar en organizar un plan de rescate, y Harry notaba que le habían puesto incluso más empeño.

—Te secuestramos, ¿o no? —se reía Fred— Eso es lo que yo llamo éxito .

Le pareció que era una buena forma de describirlo.

XV

Había sido una escapada bastante limpia.

Nada roto y, como en esta ocasión tenía su baúl en la habitación, fue silenciosa. Harry dejó la puerta abierta así sabrían al despertar que se había ido. Ni siquiera dejó una nota, no era necesario. Tampoco era como si lo fuesen a extrañar o algo así. Estarían tan aliviados como él se sentía, con su rostro contra el viento gélido de la madrugada.

El chico que amo -HEDRIC (2)Where stories live. Discover now