45.(C) una cita-que-no-debe-parecer-una-cita

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CEDRIC

XXXVII

—Eso es adorable. Me encanta, me fascina —fue la respuesta de Will cuando mencionó que Harry les acompañaría en Hogsmeade—. Por supuesto que puede venir con nosotros.

Cedric se rió, sentado sobre la cama de Tam.

Dudaba que fuese a emocionarse así cuando le hablara para asegurarse de que no le incomodara...

—Entonces —murmuró Tam— estás preocupado por una cita-que-no-debe-parecer-una-cita. ¿Correcto?

Suponía que era una forma de describirlo.

—¿Cómo hago eso sin que...?

Sin que todo el mundo lo sepa, era lo que no se animaba a decir.

Le entristeció la expresión conocedora y suave de sus amigas.

—Me recuerda a cuando Tam y yo pasábamos tiempo juntas antes y temía que alguien se diera cuenta de cómo me sentía —comentó Will, girándose a verla con pena—. Incluso que lo notaras.

Tam negó con la cabeza, divertida.

—No eras para nada obvia.

—No lo eras —soltó Cedric y no pudo evitar agregar—: Tam sí.

Solo esquivó la almohada que la rubia le lanzó porque la estaba esperando.

XXXVIII

El acceso a las habitaciones de las chicas no estaba permitido para los chicos. Una regla válida para todas las casas, pero en Hufflepuff hacían oídos sordos. Seguidores de las normas y todo como eran, el vacío e injusto agujero legal fue señalado en numerosas ocasiones. «¿Y qué pasa con los chicos que están con chicos? ¿O las chicas con chicas?»

«¡Y la amistad realmente existe!»

«Que sí existe» recalcarían ante algunas expresiones de duda.

También estaba el asunto de que no condenarían las relaciones sexuales.

Habían ocurrido algunos incidentes vergonzosos, y la profesora Sprout lidió con ello como una verdadera Hufflepuff: con la honestidad suficiente para hablar sobre ello con voz alta y firme, la empatía y el sentimiento de compañerismo para escuchar a los estudiantes, y la flexibilidad para aceptar sus buenos argumentos.

Por lo que Cedric no se metería en problemas por estar allí.

Además, a sus compañeras de habitación no les importaba su presencia.

XXXIX

La privacidad con la que contaban en esta ocasión era casi imposible de replicar.

—¿Y estás de acuerdo con mantener tu relación en secreto...?

Tam tenía a veces esa habilidad de hacer las preguntas justas.

—No lo sé —se sintió como una punzada de sinceridad—. Es difícil.

—Apesta que tengas que ocultarlo —torció el gesto Will—. Nosotras, bueno, cuando comenzamos a salir intentamos por un tiempo, no lo sé, ¿mantener las distancias? ¿No ser demasiado evidentes? No es como que haya muchas parejas como nosotras...

—Hasta que decidimos que al diablo con eso.

Tam apretaba su mano, sonriendo.

—Pero sabemos que no es una decisión fácil —continuó Will—. Muchas personas sienten que tienen derecho a una opinión, y en el caso de ustedes... No son solo los estudiantes de aquí. Los medios, el Torneo, la fama de Harry. Creo que es una buena opción esperar.

El chico que amo -HEDRIC (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora