27.(H) debería ser yo

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HARRY

LV

Casi tuvo un paro cardíaco la mañana de Navidad.

Unos grandes y redondos ojos le miraban de cerca desde la oscuridad.

—¡Feliz Navidad, Señor! Dobby le ha traído un regalo.

Todavía le latía apresurado el corazón por el susto, y no estaba seguro de si se sentía más afortunado o decepcionado de sí mismo porque no se le había ocurrido comprarle algo también.

—No tenías que molestarte. Yo no...

—¡Ábrelo! —le pidió con un agudo chillido, entregándole una pequeña bolsita de tela— Dobby esperar que le guste, Señor. Los ha hecho él mismo.

Encontró en el interior dos pares de calcetines de Quidditch: unos con pequeñas snitchs doradas y el otro de escobas con quaffles. Le expresó cuánto le encantaron, ¡de verdad!

Incluso las estrenaría esa misma noche en el baile.

Dobby insistió en que debían ser usadas una de cada una.

—Eh, yo también tengo algo para ti —le dijo debido a una punzada de culpa que le llevó a buscar dentro de su baúl un par de calcetines viejos que le iban abajo de las rodillas—. Son rojos porque... Es el color de Gryffindor y creo que esa sería la casa a la que pertenecerías. Si los elfos acudieran Hogwarts como estudiantes...

Pese a que conocía que esa era una de las prendas favoritas de Dobby, no se esperaba su emoción al recibirlas. Le desconcertó que fuesen idénticas y Ron, que se había despertado y miraba la escena desde hacia unos minutos, acudió en su rescate y le obsequió otro par de color violeta que hicieron que casi llorara del inmenso agradecimiento.

Dobby se quitó las que llevaba y se puso una de cada par, contento.

—¿Harry Potter creer que pertenecería a la misma casa que usted?

—Sí, eres valiente. También inteligente, así que... Ravenclaw podría ser.

Le pareció que su contestación le conmovió, porque le abrazó fuerte.

LVI

El nuevo suéter de la señora Weasley era verde con un dibujo de un amigable dragón que casi le hizo reconciliarse con ellos. Hagrid le obsequió una gran caja de sus dulces preferidos y algo le decía que Sirius continuaba preocupado por su bienestar o bien quería ayudarle en sus travesuras, porque le envió una práctica navaja abre cerraduras con la que se metería en problemas o se defendería.

El desayuno fue increíble.

—¡Y falta la cena! —se alegraba Ron, sirviéndose otro pedazo de budín.

—¿No te dejarás espacio para el almuerzo? —agregó Hermione, con una taza de chocolate caliente y unas galletas decoradas en forma de árbol de Navidad— Hay demasiada comida. Los elfos en la cocina han de estar trabajando mucho.

—Eso fue lo que Dobby dijo esta mañana. Mucha comida es mucho trabajo.

Como signo de apreciación, Ron y Harry probaron un poco de todo.

LVII

Se cruzó con Cedric antes del almuerzo, quien le deseó Feliz Navidad.

También le propuso encontrarse luego en el aula de siempre.

Estaba siendo un buen día y sí que le gustaba la idea de pasar tiempo con él.

Solo que...

Fuese lo que fuese que lo tiraba hacia abajo, intentó disimularlo cuando entró y lo halló sentado en el escritorio, como ya era costumbre. Su relación se componía por uno que siempre llegaba temprano y otro que llegaba tarde. Cedric lanzó los usuales hechizos y Harry se sentó a su lado, preguntándole por su mañana de Navidad porque temía que su beso fuese uno apagado y quizás él lo notaría.

El chico que amo -HEDRIC (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora