44.(HC) hecho un completo lío

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HARRY

XXXV

Estaba paralizado, y lo único que lo mantenía sujeto era la silla debajo de él.

Mientras su mundo temblaba, porque no podía ser verdad.

Si había creído que estuvo a punto de tener un ataque de pánico cuando salió su nombre en el Cáliz...

—Respira —murmuraba el chico, inclinándose al borde de la mesa—. Dije que buscaremos la forma de evitar que eso ocurra, sea como sea. No dejaré que pase otra vez.

Harry saltó del asiento, con su corazón latiendo rápido en sus oídos.

—¿Que respire? Es mi jodido novio, y acabas de decirme que...

Se movía por la habitación sin ningún propósito, hecho un completo lío.

—Soy consciente de que lo es —apenas le escuchó responder—. ¿No crees que yo, justo yo, tenga simpatía por tu caso? Después de todo, yo estuve allí cuando... Lo vi...

Entonces se giró a ver su rostro por primera vez desde sus palabras.

La expresión triste, sus ojos decaídos y la leve frustración en su tono.

Casi ofendido, y Harry se sintió pésimo por su exabrupto.

Una punzada en su pecho al pensar que tal vez...

Tal vez este Harry amaba a Cedric tanto como él.

XXXVI

Volvió a sentarse, tan tranquilo como podía.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Cuándo ocurrió?

—No sé qué tanto te debería contar... —fue su respuesta, y ante la feroz y molesta mirada que Harry le lanzó, continuó— El Torneo, la tercera prueba. No voy a decir más por lo pronto, hasta idear un plan que pueda funcionar.

—De acuerdo, hagamos eso.

Notó como aquel Harry intentó no reírse.

—Relájate. Se nos ocurrirá algo, pero no será esta noche.

Ni aunque fuese él mismo quien le ordenara cosas tan inocuas obedecería.

Lo cual pareció percibir, puesto a que continuó:

—Lo siento. Estás demasiado alterado hoy, y no conseguiremos sacar nada.

Cuando el chico movió su varita en dirección a Harry, él ni siquiera pestañeó.

Quizás la falta de alarma se debía a que confiaba de manera inconsciente.

O del shock ya no le quedaba sentido de preservación alguno.

Como sea, lo que hizo fue duplicar la silla y acomodarse junto a la mesa.

—¿Quieres? —le preguntó, comenzando a comer la cena.

—No tengo hambre.

—Eso suponía. Yo tampoco la tendría. Es solo que no almorcé.

XXXVII

—¿Cómo me encontraste? ¿Con el mapa?

La pregunta casual lo sobresaltó.

Harry ni siquiera lo estaba observando mientras se devoraba el plato, sino que intentaba poner orden a los pensamientos que se alborotaban en su cabeza. Por un lado, eran difíciles de pesquisar en palabras y se le instalaban como pesados sentimientos en el estómago.

Asintió en silencio.

Claro que él sabría sobre ello.

—¿Se lo pediste prestado a los Weasley?

El chico que amo -HEDRIC (2)Where stories live. Discover now