41.(C) unas benditas pulseras

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CEDRIC

XXVI

Harry había hechizado su mente y cuerpo de forma inquebrantable.

Una nube de felicidad le envolvió toda esa semana, y le era casi imposible recordar que alguna vez en su vida había sentido preocupación. Incluso revisando bajo su almohada cada día, era otro de sus tantos asuntos en su lista mental el que ascendía a la superficie de su mente para molestarle. El hecho de que no había compartido su alegría con todos sus mejores amigos. Malcolm era el único que sabía, seguido por Cho que contaba con la mitad de la información.

No estaba seguro de por qué le había tomado tanto tiempo. Era hora.

Cuando habló de ello con Malcolm, él sabía exactamente cómo resolverlo.

—¿Qué estamos haciendo aquí afuera? —preguntó Willow teniendo cuidado al caminar sobre la nieve— ¿De quién fue la idea? Hace mucho frío. Me congelo.

Cedric se rió antes de lanzarle un encantamiento calefactor a su abrigo.

—Iba a brindarle calor yo misma —protestó Tam, ya con sus manos sobre su novia.

Willow recibió con gusto el abrazo.

—Mucho frío significa que no hay suficiente calor.

Cho tenía las mejillas pálidas y las manos dentro de sus bolsillos.

Quitándose una de sus dos bufandas para dársela, Malcolm habló:

—Fue mi idea.

Esa era su forma de darle pie a Cedric para continuar. Por alguna razón, se estaba demorando. Inseguro sobre si era una locación lo suficientemente secreta y privada, decidió usar un hechizo silenciador y que solo ellos fueran capaces de oírlo.

—¡Oh! ¡Eso significa que hay novedades! —exclamó Will con emoción.

Tam le dio un codazo, llamándola chismosa.

No que ella lo negara.

Miraba a Malcolm y a Cedric como si intentara descifrar de parte de quién serían y si se trataban de buenas o malas noticias. Cedric recordó por qué no se sentía cómodo, y era que detestaba hacer que algo se tratara sobre él. La atención a su alrededor le sentaba mal, y se puso nervioso a pesar de que sabía que lo recibirían de la mejor manera.

Cho puso su mano en su brazo en señal de aliento, y lo hizo.

Les contó sobre su relación con Harry.

XXVII

Hubiera preferido que al menos una persona pareciera sorprendida.

—¡Lo sabía! —clamó Will moviendo su mano en dirección a Tam, y luego observó a Malcolm, de repente con ojos entrecerrados— Tú ya lo sabías, ¿cierto? Pensé que estaba viendo cosas que no eran porque tú me dijiste que no te lo parecía. Mentiste.

Malcolm aceptó la acusación sin réplicas y se disculpó.

—No era mi secreto para compartir.

Tam se reía a carcajadas, una reacción inesperada.

—Wills, debes admitir que fue muy sospechoso que él dijera que no después de haber sido él mismo quien opinaba que había algo raro entre ellos —comentó, demasiado divertida como para molestarse.

Confiaría en Malcolm con su vida, pero le alegró saber que no había compartido con nadie más su conocimiento incluso con su naturaleza curiosa.

—¿Es que era tan obvio? —tuvo que preguntar Cedric— ¿Hay otras personas que también lo piensan...?

El chico que amo -HEDRIC (2)Where stories live. Discover now