60.(C) enamorado de un criminal

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CEDRIC

CXXI

Hizo a un costado su lectura nocturna para la clase de mañana y, preguntándose una vez más qué habría preparado Harry, arregló su cabello, se colocó perfume y buscó qué ponerse...

A pesar de su emoción, esperó hasta que fuesen las diez en punto para salir.

El corredor estaba oscuro, vacío y frío.

—Hola —su voz resonó y le entró escalofríos—. ¿Estás por ahí?

—¿Confías en mí?

—Sí —respondió sin detenerse a pensar, incluso cuando era incapaz de identificar en dónde se encontraba o de qué se trataría.

Se sobresaltó cuando la manta de la capa le cubrió, y Harry le besó.

Ni siquiera le importó el peso sobre sus cabezas, tomándole por la cintura para presionarle contra su cuerpo y reprimiendo su sonrisa.

—Te vendaré los ojos —musitó Harry sin aire al separarse—. Este, para que no veas —soltó una risa temblorosa—. No veas el camino. Es una sorpresa. ¿Te parece bien?

Como si hubiese algo que Cedric no le permitiría.

CXXII

Describiría la experiencia como inesperadamente agradable.

Cedric tenía ganas de reírse mientras caminaba a oscuras y todo lo que podía sentir era a Harry y sus manos que le sujetaban y guiaban.

Por momentos se detenía y retomaban la marcha.

—¿Ya llegamos? —cuestionó luego de unos minutos, tratando de descifrar a dónde le estaría llevando— No sé si es que es un trayecto largo o es que al no ver, pierdo la noción del tiempo. Y del espacio.

No se le pasó desapercibido la forma en que su voz retumbaba como un eco.

—Sí es un largo camino. Quizás debería haberte tapado los ojos después...

—No me molesta —admitió Cedric, girando su cabeza y bajándola hacia donde suponía que estaba él.

—¿No te resulta incómodo? —intentó averiguar Harry, y cuando le respondió como un sonido equivalente al no, se rió— ¿Entonces te gusta?

Aunque Cedric abrió la boca, no salió ningún sonido.

—Interesante —comentó Harry, ajustando su toque sobre su cintura.

CXXIII

Tuvieron que subir unas escaleras.

Atravesaron puertas.

Cedric escuchaba el sonido del viento afuera.

Finalmente llegaron a algún lugar cálido que olía a miel cuando Harry le quitó la capa de encima. Le pidió que esperara un minuto y, al abrir los ojos, se encontró a Harry con un osito de peluche entre sus brazos.

Lo extendió hacia él, diciendo:

—Sorpresa. Es para ti.

Cedric lo tomó, observando todo a su alrededor.

Velas atraían su atención como puntos distantes entre la tenue luz.

Lo primero que notó fue la gran cantidad de corazones que decoraban las paredes y unos estantes llenos de animales de peluche de tonalidades pasteles.

—¿Dónde estamos? —preguntó casi afónico del asombro, pero las mesas de madera apiladas al fondo, el mostrador y la vitrina pastelera eran respuesta suficiente— La tienda de té . En Hogsmeade. ¿No es así?

El chico que amo -HEDRIC (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora