54.(C) obviamente

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CEDRIC

XCV

Con el hombro y la cabeza caída contra el respaldo, atrapaba bajo su palma la mano de Harry. Notó la presión cuando Harry colocó la otra por encima y los trazos suaves que hacía sobre su piel mientras el silencio reinaba.

Cedric, quien por lo general llenaría cualquier conversación...

No conseguía formular palabra.

Su madre viva en otra dimensión.

¿Cómo habría sido...? ¿Quién sería ese Cedric, sin aquella marca indeleble?

Sin el peso de su ausencia o los recuerdos que luchaba por conservar.

Aquí él la extrañaba mucho, allá ella era quien le extrañaría...

El tiempo era más cruel de lo que habría imaginado.

XCVI

Llorar frente a las personas no era algo que solía permitirse.

¿Ojos brillosos y reacciones empáticas? Nada malo en ello.

¿Un camino de lágrimas que se resbalaban de su mentón? Vergonzoso.

Ya había hecho una excepción aquel día.

Creería imposible una segunda, pero se percataba de cuánto Harry trataba de no mirarle. Debido a la respetuosa privacidad que le brindaba, junto a los suaves toques reconfortantes, Cedric no fingió recuperarse deprisa y se contuvo de hacer ningún ruido en absoluto.

Recordó esa noche cuando su madre no regresó del trabajo a la hora usual.

Su padre había dicho que de seguro le tocó hacer horas extras.

Cedric tenía una mala sensación en la boca del estómago, inexplicable.

Un sonido en la puerta y Cedric lo sabía.

Las siguientes semanas eternas y tortuosas fueron las únicas en donde no le importó ser un desastre andante o preocupar a su padre porque pasó cerca de un mes hasta que volvió a comer de forma regular. Luego cayó en cuenta de que eran solo ellos dos, y ya no deseó ser una causa más de angustia para el hombre que cocinaba para su hijo cada noche. El que ya no hacía tontas bromas o sonreía porque sí, sino el que llegaba cansado y se sentaba junto a su niño para asegurarse de que estuviera bien.

XCVII

Desplomado contra el sillón, no fue Cedric quien habló primero.

—No debí... No debí haberlo dicho —carraspeó Harry, irguiéndose tenso y presionando su agarre sobre Cedric—. Estoy haciendo un desastre aún mayor.

Cedric se limpió el rostro con la manga de su túnica.

—Puedo hacer que lo olvides.

Echó su cabeza hacia atrás al escuchar sus palabras, sin pretenderlo liberándose de entre medio de las manos de Harry.

—¿Cómo? —cuestionó por lo bajo, con el corazón pesado.

—Soy bueno con los hechizos de memoria.

No.

Cedric no quería someterse a uno de esos.

Un error y...

—¿Cuándo aprendiste? —musitó con torpeza— He oído que son difíciles.

Harry torció la cabeza, reflexivo.

—Soy bueno en ellos —repitió—. No arruinaría tu mente, Cedric.

Casi se rió, porque ya estaba arruinado por dentro.

El chico que amo -HEDRIC (2)Where stories live. Discover now