50.(CH) primero en la lista

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CEDRIC

LXXIV

Como si se trataran de dos imanes que se atraían con mayor fuerza con el paso del tiempo, no había nada de extraño en cruzar miradas con Harry cuando entró al Comedor a la mañana siguiente.

Al contrario, ya era un hábito casi diario.

Excepto que esta vez solo Ron y Hermione se sentaron en la mesa de Gryffindor. Harry, en cambio, se dirigió hacia Cedric, sin romper el contacto visual.

—Hola —saludó, reparando en el resto—. ¿Puedo, eh...?

Cedric ni siquiera esperó que terminara de hablar para hacerse a un lado.

—Ven, siéntate —le dijo tan casual como podía, tirando del borde de su camiseta—. Claro que puedes desayunar con nosotros.

Su novio en la mesa de Hufflepuff era la mejor forma de comenzar el día.

HARRY

LXVI

La gran sonrisa de Cedric hacía que todo valiera la pena.

Esos breves minutos que caminó hasta él con toda la escuela mirándole.

Había notado a Fred almorzando allí en algunas ocasiones, y sabía que era posible que los estudiantes se sentaran en una mesa que no era la suya, por lo que no comprendía por qué todavía podía sentir la atención hirviendo bajo sus mejillas.

Para su sorpresa, un par de chicas desconocidas de Hufflepuff le saludaron.

Cedric tenía razón. Ya no funcionaba como repelente. Oh, qué más daba.

LXVII

—¿Qué tal el desayuno aquí? —le preguntó Malcolm.

Willow y Tam habían sido muy agradables, hablando sobre las asignaturas.

Harry frunció el ceño, inseguro de si bromeaba.

—¿No es el mismo?

—Me preguntaba si sabía mejor, considerando que los elfos nos adoran.

Malcolm de repente movió su cabeza hacia un costado.

Tam le había tirado algo.

Unas migajas, a juzgar por su plato casi vacío.

—Querrás decir que te adoran a ti.

—Cosas que pasan cuando uno es así de encantador —continuó Malcolm.

Willow le tiró otra, riendo cuando cayó sobre su cabello enrulado.

Lo que causó que Malcolm abriera la boca, ultrajado.

—Me disculpo por su comportamiento —murmuró Cedric en su oído, inclinándose cerca. Sus piernas se presionaban juntas, un lado positivo de la falta de espacio—. No suelen desperdiciar la comida.

Quitándose los restos de la cabeza, Malcolm comentó:

—Por eso los elfos no las adoran.

—O quizás es porque no vamos a molestarles tan seguido.

—Pero ellos me aman. Querrían que vaya todos los días.

LXVIII

Los lunes apestaban. El peor día de la semana.

Harry estaba bastante seguro de que cualquier persona estaría de acuerdo.

Sin embargo, acompañar a Cedric a su primera clase y cruzarse con él en los pasillos luego mejoraba la perspectiva. Verlo calmado y bien después de haberle contado la verdad.

El chico que amo -HEDRIC (2)Where stories live. Discover now