38.(HC) mi distracción favorita

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HARRY

V

Considerando que la señora Weasley a veces le miraba junto a Hermione con cierta curiosidad durante sus visitas a la Madriguera (y en otras ocasiones a Ron y Hermione, como sin decidir del todo dónde colocar sus sospechas), no era la primera vez que alguien pensaba que ella era su novia —sí la primera que creían que le habían roto el corazón. Lo más cerca que había estado de que algo así ocurriera fue cuando veía a Cedric y Cho juntos por los pasillos, casi convencido de que llegaría el día en que fueran una pareja real.

Su corazón no se hubiera roto del todo mientras todavía fuesen amigos.

Cedric era la única persona que podría llegar a lastimarle románticamente.

Por una fracción de segundo, se preguntó si lo haría algún día.

Lo desestimó demasiado rápido. Cedric era un chico dulce y cuidadoso.

Era Harry quien debía de ser precavido, porque no quería arruinarlo.

Definitivamente no debería estar casi agradecido de que hubiesen decidido mantenerlo en privado. De que no fuesen sus fotos las que decoraban el infame artículo de la revista Corazón de Bruja. En especial cuando cartas para Hermione comenzaron a aparecer en el desayuno.

Harry Potter merece algo mejor que tú.

¿Cómo pudiste lastimar así a alguien que ya pasó por tanto?

Entre otros mensajes, como amenazas de maldiciones y variados insultos referidos a la condición de su corazón ( desalmada era la excepción, puesto que tenía un tinte espiritual y no tan cuasi biológico). Harry, quien juraba que nadie dentro de Hogwarts lo creería, no había considerado el mundo exterior.

¿Por qué siempre se olvidaba que existía más allá de esos muros?

No se le habría ocurrido que tendría alguna especie de extraña simpatía de parte de desconocidos. La suficiente como para que tantos se tomen el trabajo de enviar correo al respecto. Hermione actuaba como si no le importara nada lo que las cartas dijeran, y Harry detestaba ser consciente de que él le había metido en aquella situación.

—Lo siento tanto —le decía, a pesar de que no ayudara.

—No es tu culpa —intentaba tranquilizarlo ella.

—Skeeter es la única responsable aquí —era lo que señalaba Ron—. Y no creo que tú deberías disculparte, Harry. No veo a Krum haciéndolo, y él es tan o quizás hasta más famoso que tú.

Quizás eso era lo que Viktor le decía a Hermione cuando se cruzaban.

Pese a que Harry estaba casi seguro de que Viktor lo haría si estuviera al tanto de las cartas que estaba recibiendo, no se animaba a llevarle la contraria a Ron. Cada vez que Viktor se detenía a hablar con ella por los pasillos, Ron ignoraba la escena y seguía de largo con Harry, y Harry aceptaba distraerlo con cualquier otro tema de conversación.

Así era cómo estaban manteniendo la paz.

VI

Hagrid finalmente les recibió el viernes a la tarde.

—Deberían estar estudiando, no tocando mi puerta.

Casi sonaría molesto, de no ser por su triste expresión.

Alcanzaron a recordarle cuánto no les importaba en lo absoluto lo que fuese que hubiesen escrito sobre él —la tal Skeeter, claro. Hermione lucía más enfadada por lo que le había hecho a Hagrid que por el artículo que llevaba su nombre, y fue peor al enterarse de que él también recibía cartas diarias tan desagradables como las suyas.

El chico que amo -HEDRIC (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora