33.(HC) su nombre es cedric

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HARRY

LXXXV

Ron hizo un buen trabajo fingiendo que no tenía nada para decirle cuando se sentó en la mesa de Gryffindor junto a Cedric. Luego de una taza de café, unos panecillos y una entretenida conversación con los gemelos, se dirigieron a su sala común.

Como era de esperar, Harry había dejado el armar su valija para lo último.

Así que allí estaba, de pie al borde su cama mientras Ron no dejaba de verle.

—No dormiste aquí —señaló con un tono peculiar— ¿Qué tal estuvo?

—¿Qué cosa? —murmuró, tirando una pila de ropa sobre el edredón.

—Ya sabes, eh, el...

—No sé a qué te refieres, pero la pasé bien.

La extraña risa de Ron le detuvo en su rápido proceso de selección de prendas. Ya había metido ropa interior, unas camisetas y un suéter y...

Cayó en cuenta de lo que debían significar las palabras de su mejor amigo.

—No, no es lo que crees. No hemos... Eh, que no —decía, tratando de doblar un abrigo con torpeza. La razón por la que su rostro estaba rojo no era exactamente por la insinuación, sino porque escenas de la noche anterior pasaban como flashes por su mente—. No ha pasado nada.

El asentimiento de Ron no borró su expresión confundida.

—Oh, de acuerdo. Solo creí que tal vez, bueno, ustedes ya...

La frase quedó en el aire y Harry prosiguió con la siguiente pila del armario.

Un par de minutos después, le escuchó hablar de nuevo:

—Oye, y... ¿Tú sabes cómo...?

Negó con la cabeza en respuesta.

—Puedo imaginarme lo básico —meditó Ron, y eso era todo lo que Harry conseguía pensar. Dudas y preguntas empezaban a formarse, y sí que se le ocurrió alguien a quién podría preguntarle un día—. No que me los imagine a ustedes.

LXXXVI

Nunca se preocupaba por lo que se pondría, pero esta vez ya lo sabía.

Al salir de una ducha express, se colocó el suéter que Cedric le había prestado esa mañana antes de ir a desayunar.

Mejor dicho: regalado.

Le aseguró a Harry que le quedaba muy bien y que hacía tiempo no lo usaba porque le iba algo ajustado. No era la prenda más holgada que Harry había llevado, pero le iba cómoda. Incluso si pareciera como si vistiera una bolsa de papas, probablemente le gustaría porque era de Cedric y de alguna forma mantenía la esencia de su perfume impregnada.

Sospechaba que eso se debía al rato que pasó acostado en su cama.

Mientras Cedric se preparaba en el baño...

Su perfecto cabello sí que demoraba su tiempo, en el que se durmió otra vez.

CEDRIC

LXXIX

Harry apareció para el almuerzo con su suéter gris.

Se veía precioso, y era una agradable sorpresa verle usándolo tan pronto.

Cuando terminaron de comer en la mesa de Gryffindor, se encaminaron hacia el andén. Sus maletas ya debían de encontrarse en el tren, y antes de salir le señaló a Harry un hecho:

—Aún tienes el cabello mojado.

—Sí, creí que ya se habría secado —asintió, encogiéndose de hombros sin darle importancia—. En invierno tarda el doble.

El chico que amo -HEDRIC (2)Where stories live. Discover now