66.(H) ¿amistad o algo más?

202 24 8
                                    

HARRY

I

Necesitó dos noches para finalmente despertarse primero.

Aprovechando uno de sus sueños extraños sobre pasillos misteriosos, se impulsó a salir de él. El reconfortante calor bajo las sábanas le envolvió a la madrugada, ayudando a despejar aquellas imágenes. Un brazo de Cedric le abrazaba, y Harry se apretó contra su pecho desnudo, disfrutando de compartir la misma cama.

Con cuidado se removió lo suficiente para estar frente a frente.

Sentía su suave respiración sobre el dorso de su mano, bajo su mejilla.

Cedric lucía tan relajado.

Acarició su mandíbula reuniendo la mayor delicadeza, temiendo asustarle.

Se echó hacia atrás, esperando que Cedric se sobresaltara y le golpeara.

Como continuaba inmóvil y sereno, Harry pasó a acariciar su cabello.

Sus ojos se le volvían a cerrar.

II

Un toque en su rostro lo alertó.

—Buenos días, Haz.

Escalofríos permanecían en su memoria, aunque no recordaba el motivo.

—No pretendía despertarte —siguió hablando Cedric, moviendo su mano sobre el brazo de Harry con calma—. Aunque deberíamos levantarnos...

—Esta vez lo logré —murmuró, pese a que un bostezo se interpuso—. Me desperté antes que tú.

Visión nublada y todo, se percató de su sonrisa.

—¿Sí? Te veías bastante dormido hasta hace un minuto —se rió—. Todavía te ves algo dormido, a decir verdad.

—Claro que no ahora —le dio un ligero golpe en el brazo—. Me desperté en el medio de la noche. Estabas babeando —quiso bromear Harry, pero le sentó mal mentir—. De acuerdo, no. Pero sí que tienes el sueño pesado. Creo que podría haberte besado y no lo habrías notado.

Cedric volvió a reírse, y a Harry le pareció que lo último pudo haber...

Sonado raro.

Cuanto menos.

—¿Lo hiciste? —preguntó Cedric, aguantando una sonrisa.

—¿Qué? No. Por supuesto que no.

Eso habría sido aún más raro.

—No me importaría —admitió muy casual, acercándose hasta depositar un casto beso en sus labios. Más como un pico, por fortuna, porque Harry prefería pasarse por el baño antes—. Tampoco que me despertaras.

Una caricia en la cadera y de veras que Harry precisaba una ducha fría.

Recordar la noche anterior tampoco ayudó.

—Tú tienes el sueño muy ligero —señaló Cedric, apretando su ajuste sobre su piel—. ¿Has descansado bien?

—Nos dormimos algo tarde... No que me esté quejando.

—Creo que deberíamos ir al desayuno.

Muy contradictorio de su parte, Cedric le abrazó y no le soltó.

—¿Qué hora es? —optó por averiguar luego de unos minutos, cómodo en la calidez de su novio— No puedo llegar tarde hoy.

Entonces Cedric se irguió, incentivandole a hacer lo mismo.

El chico que amo -HEDRIC (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora