37.(C) todo lo que necesito

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CEDRIC

VI

El lado positivo era que Harry no miraba la puerta como si planeara salir por ella pronto ni parecía estar tratando de escapar. Cedric se sentó y echó un vistazo a cada rincón de la sala, divisando el manto oscuro de su capa de invisibilidad arriba de una mesa lejana.

—¿En qué puedo servirte? —intentó bromear Cedric con cortesía.

Harry no correspondió su amable sonrisa.

—¿Estás seguro de que yo te pedí ayuda?

Por supuesto que sí. ¿Quién podría haber sido?

La firma de ya-sabes-quién difícilmente se trataría de Voldemort en este caso. Y si era sincero, eso era exactamente algo que Harry escribiría.

—No lo recuerdas —dijo Cedric por lo bajo, confundido—. Pero era tu letra.

Harry se inclinó hacia adelante, con su fachada de tranquilidad derrumbándose.

—No sé cómo podrías ayudarme —murmuró con su respiración entrecortada, sosteniendo su frente con su mano por un instante—. No sé qué hacer.

Nunca lo había visto así antes.

Tan...

Incapaz de pensar en una palabra, Cedric juntó la suficiente calma dentro del dolor que se expandía en su pecho para decirle:

—Cuéntame lo que ha pasado. Algo se me ocurrirá.

La mueca en el rostro de Harry no hizo que su confianza mermara.

—No estoy seguro de lo que pensarías de mí si te lo contara. Es una larga historia, para nada bonita y no estoy orgulloso de prácticamente ninguna parte.

Vaya.

Imposible que Cedric no quisiera escucharla.

—No pensaría nada malo de ti, si eso te preocupa —le aseguró, deteniéndose justo antes de chocar su hombro con el suyo. Viejos hábitos—. No tienes que contarme todo. Solo lo que sea necesario para ayudarte. Prometo que no te juzgaré.

La honestidad en sus palabras debió de haberle llegado, porque aceptó.

—Debe haber una razón por la que pedí tu ayuda, aunque no la recuerde —casi rió Harry, y su expresión retomó la torturada seriedad—. Quería resolverlo todo por mi cuenta, pero... Si te he dejado una carta... Puede que signifique que no lo conseguí y...

Cedric se mantuvo en el borde de su asiento, esperando que continuara.

—¿Cómo comenzar? Has de tener preguntas. Haz una.

Su repentino y liviano ánimo le incentivó a soltar una de las tantas:

—¿Cuánto tiempo llevas aquí?

—Bastante.

Como no era un estimado muy preciso, Cedric intentó con:

—¿Cuántos años tienes?

—Diecisiete —contestó, con la duda brillando con diversión—. Creo. Quizás dieciocho. No es como si festejara mis cumpleaños aquí. Tenía dieciséis cuando me fui de, suena raro decirlo, pero cuando me fui de mi línea temporal.

El hecho de que Harry estuviese de verdad abriéndose...

Sumado a la dificultad de dimensionar su respuesta, no le permitió idear rápido algo diferente a:

—¿Tú tienes alguna pregunta para mí?

—Tengo que hacer una broma. ¿Problemas en el paraíso? —dijo Harry, y su risa era tan agradable de oír que le contagió una gran sonrisa— Nunca estuve en una relación. Imagino que sí tendría muchos de esos. No soy una persona fácil de estar con.

El chico que amo -HEDRIC (2)Where stories live. Discover now