90.(CH) lo prometo

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CEDRIC

CXLII

Pésimo no alcanzaba a cubrir cómo se sentía.

En el silencio, oía su corazón repiqueteando con alarma.

Necesitaba comprender lo que acababa de soñar aún si su subconsciente lo reconociera. Que el beso con el otro Harry no hubiese sido real no aminoraba ni una pizca de la culpa. 

Antes de preguntarse qué significaba, lo entendió.

La realización le golpeó fuerte. 

El por qué le había dolido de esa forma su decisión de alejarse. 

Tenía sentimientos por él.

Era tan obvio de pronto, con el recuerdo de la sensación machacándole. 

La peor traición y tenía que decírselo a su novio.

Cedric no volvió a dormirse. 

Había destrozado todo sin siquiera pretenderlo.

En un pestañeo, el futuro que imaginaba se desvanecía.

CXLIII

Mezclar falta de sueño y una ansiedad agobiante no era buena combinación. En clases apenas podía escuchar el repaso de los exámenes próximos. Mientras los estudiantes trabajaban sobre sus hojas durante Historia de la Magia, Cedric cerró los ojos por un momento. 

Alguien tocó su hombro.

El profesor Binns le permitió retirarse del aula.

—Aquellos que pueden descansar, deberían poder hacerlo.

—Porque él ya no puede —un estudiante cercano se rió.

Acostumbrado a las bromas por su condición de fantasma, el profesor lo dejó pasar. A veces, recordó Cedric, lo usaba a su favor, como cuando hacía algunas sobre sí mismo y utilizaba sus habilidades sobrenaturales. 

Quizás la muerte tiene sus ventajas.

Buen oído. Velocidad… Atravesar paredes. 

Negó con la cabeza, sorprendido de sus pensamientos.

Entonces recordó aquel sueño que bordeaba la nebulosa del olvido.

La idea se sentía ficticia, un mal chiste y un error. 

Pero era verdad y Harry debía saberlo. 

Sin importar cuál fuese el resultado.

HARRY

CXLIV

Después de la última clase estaba exhausto.

Los repasos y tener que estar presente mientras el resto rendía sus exámenes era de lo más aburrido. No lo diría, por supuesto. Ron no lo apreciaría. 

El rostro de Cedric por lo general mejoraba cualquier situación.

Le preocupaba la seriedad en su expresión. 

—Necesito hablar contigo —fueron las palabras exactas que le causaron un repentino y punzante dolor de estómago.

Entraron a un aula vacía y Harry trataba de recordar si había hecho algo. 

Se preguntó si quizás Cedric habría decidido que lo sea que Harry podía ofrecerle no alcanzaba. Si…

Cedric se mantuvo de pie a centímetros del escritorio.

Harry se sentó, observándolo con ansias. 

—Dijimos que nos diríamos estas cosas… 

—¿Qué cosas? —Harry no tenía idea de a qué se refería.

El chico que amo -HEDRIC (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora