Prologo.

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Hola. me llamo Arthur y soy un Digimon Tamer. Aunque no soy muy bueno, me las he arreglado para ganar combates junto a mi Digimon, la conocí hace algún tiempo. 

Renamon ha sido mi compañera desde poco después de que todo esto empezó. Pero, desde que nos conocimos ha sido algo distante conmigo, como si no le agradara, estoy empezando a creer que  de verdad es así. Pero aun así, es una buena compañera. 

Se preocupa por mí a su manera y yo por ella, espero que podamos llegar a ser buenos amigos con el tiempo. hay que darle tiempo al tiempo, eso es lo que dicen.

— ¿Ese ruido de dónde...?

Era temprano por la mañana, el sonido del condenado aparato para despertarme me saco de mi tranquilo sueño.

— ¿Dónde se metió? —Me pregunte buscando a mi compañera en la habitación al tiempo que me saboreaba el dulzor en la boca. —Y otra vez este sabor en mis labios, o soy sonámbulo o soy diabetico... que sea la primera por favor.

Desde hace unos días, he sentido un extraño sabor dulce en mi boca por las mañanas, no sé qué pueda ser y dudo que sea mi saliva, así que se reduce a esas opciones.

—Bueno ya me desperté... a levantarse.

Tras darme un gran estirón y acomodarme la camiseta, salí de la habitación y fui a la cocina a hacer desayuno. 

Vivo solo desde hace como un año, aunque no me siento solo con ella en la casa, aunque no tenga la mas mínima idea de donde esté metida.

Luego de hacer algo rápido de comida, fui hasta el sillón y encendí la tele dónde estaban trasmitiendo el programa de Ridículos en MTV. La que presenta Rob Direck. en su tiempo sacaron una en latino pero me daba tanto chinge el poco carisma del productor.

 — ¡Jajaja como pueden ser tan bobos para golpearse así!

Soy un hombre de gustos simples, no se necesita mucho para hacerme reír como una foca con retraso, basta con alguna tontería o una buena caída para que me ría como un pendejo por horas.

—Ahhh que buena manera de empezar las vacaciones de verano, aunque no se si debería decirle así, puesto que ya me gradué y ahora trabajo. bueno vacaciones de la chamba.

Hasta que el jefe del taller donde trabajo (Mi Papá) no regresara de sus vacaciones, estaría libre.

—Hmmm... —Murmure al sentir una sensación rara a mi alrededor.

¿Nunca han tenido esa sensación de que están siendo observados por algo o alguien? desde que ella llego a esta casa, la siento muy, muy seguido.

—Tu desayuno está en la mesa, hay jugo en la nevera.

No sé de dónde sale, o donde pudo haber estado. Solo sé que paso enfrente de mí y fue a la cocina. 

Las grandes almohadillas que posee en las patas, la hacen caminar sin siquiera hacer un mísero sonido, es más, más de una vez a estado parada tras de mi sin siquiera lo note hasta que casi grito como perra loca.

—Debería hablar más, o aprender a usar la cocina.

Es muy callada, pero muy curiosa, cualquier cosa que vea que haga le da curiosidad, por lo que los sustos de tenerla atrás de mí mirándome son muy seguidos, aun no me acostumbro del todo a esa parte sinceramente.

Luego de terminar su desayuno, camino de regreso a la sala y se sentó junto a mí.

— (¿Debería poner otra cosa?) —Pensé al tener el control en la mano.

Cambie de canal hasta encontrarme una película de suspenso, más específicos, Van Hellsing.

—Uhh Hellsing tenía tiempo sin verla. —Mencione acomodando de en el sofá. —Sera una buena manera de empezar la mañana.

Sentí como me miro la cara por unos segundo con algo de confusión, lo que nunca espere es que fueran tan sensible al terror, a pesar de no ser una película muy terrorífica en cada escena de miedo podía notar como se acercaba más y más a mí, hasta el punto de tenerle recostada a mi cuerpo sujetando mi brazo con fuerza.

— ¿Estás bien?

—... Tengo miedo.

— ¿Te asusta? ¿Puedo quitarla si quieres?

—No... tú quieres verla.

—Hmmm...

No sabía qué hacer en esa situación, pero el recuerdo de como calmaba a mi pequeña prima o la niña que cuidaba cuando fui niñero llego a mi mente.

—Tranquila, nada de eso es real. —Le hable con calma para acariciar el suave pelaje de su cabeza y orejas. —Es solo una película, no es real.

Creo que en todo el tiempo que llevaba con ella, era la primera vez que la veía así, tan asustadiza he indefensa.

— ¿Te sientes mejor?

—Ujum. —Asintió ella. —Gracias.

—De nada.

Seguí mirando la película con ella aferrada a mi brazo, hasta que por mi mente pasó una imagen.

— (Un momento, acaso, ¡¿sonrió?!)

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