Capítulo 70

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No les mentiré si les digo, que los primero tres días no dejamos al casa ni un momento.

Matamos todas las ganas que teníamos guardadas y de una manera muy activa y salvaje. La cadera me estaba matando, y ella si apenas puede caminar, ninguna de sus formas se salvó.

Aun no entiendo como la cama no cedió, ni los vidrios de la ducha, ni los armarios o la alfombra... si, nos lo tomamos muy enserio, cogimos como unos malditos dementes en todo lugar que pudiéramos, antes de irnos tendríamos que limpiar muy bien la casa de la Tía.

—Nota mental, no dejar a Rena mucho tiempo sin amor, sino, no creo que mis caderas resistan...

Luego de toda esa maratón era el único despierto y de pie en la casa, estaba preparando el desayuno de ambos.

—Creo que saldré a volar un rato después, un buen vuelo sobre el Lago me aliviaran este dolor de cadera.

Como en la última vez para poder manejar el dolor estoy transformado en Beelzemon, ya que acelera la sanación de mis males.

—Otra nota mental, mi futura casa debe ser lo suficientemente grande, como para poder cocinar cómodamente en esta forma.

Apenas si quepo en la cocina, debo tener mucho cuidado, para que mi cola no haga que nada se caiga.

—Y con esto estará bien, vayamos a ver si Rena se salvó.

Camine con la charola en la mano y cuidado de no llevarme nada por delante hasta llegar a la Habitación de ambos, que de por sí, estaba hecha un nido, un cálido, y muy enmarañado nido.

—Pelusa.

Sus orejas responden al sonido, al menos está viva, es que enserio nos pasamos.

—Mmmm...

—Aquí está el desayuno, debes comer si quieres reponerte.

—Ujujuju... nos pasamos un poquito...

—Jeje creo que sí, pero vamos, arriba, si no se enfriara.

La vi salir de entre la gran cantidad de mantas para acomodarse.

—Y que me preparaste.

—Vi unas recetas Escocesas, e hice mi mejor intento, no sé ni cómo se llama, espero te guste.

—Se ve bien y... huele muy bien.

—Provecho.

— ¡Por Dios Cariño esta delicioso!

— ¿De verdad?

— ¡Si sabe muy bueno!

Empezó a comer con muchas ganas, no está mintiendo.

—Come tú también.

—Ok.

No sé si está mal que yo lo diga, pero sabía muy bien.

—Debemos llevarle la receta a Lady, seguro enloquecerá con ella.

—Seguro que sí. Linda tenía planeado sobrevolar el Lago, crees tener las energías para venir.

— ¿Para volar? Claro porque no, solo debo cambiarme y ponerme algo para el frío.

—Y vaya que hace frío afuera.

Al ver por la ventana, se puede ver claramente la densa niebla que baja de las montañas y el cielo gris oscuro que lo acompaña.

—Comamos para salir, debemos dejar la casa más tiempo.

—Lo que mi Reina quiera.

Después de comer, y de ayudarla para que se cambiara, ambos salimos, y casi enseguida nos elevamos en el cielo para ver todo desde el aire.

Amor Digital.Where stories live. Discover now