Capítulo 100

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— ¿Qué tengo que hacer?

—Sellar esa energía, al menos hasta que yo misma pueda sacarla de su cuerpo.

—Aja y que quiere qué haga, ¿que llame al 4to Hokage y que le haga el sello de 8 tiagramas a mi hija o qué?

—Escucha Cariño, están en nuestra habitación. Imagino.

—Sí.

—Debajo de nuestra cama puse varios sellos, solo para mantener alejados a los malos espíritus, toma uno de esos.

—Dame un momento tengo que tenerla sujeta porque está en su forma de Renamon y tiene más fuerza que antes.

— ¿Pero ella está bien? —Pregunto mi Esposa con calma.

—Quitando el hecho de que esta igualita a ti cuando estas cachonda, si está bien. Aunque creo que sea lo sea lo que le hizo esa mujer, le fundió el cerebro... aquí esta.

—De acuerdo, ¿vez el sello sobre el papel?

—Sí.

— ¿Puedes recrearlo en tu mano?

—Creo que sí, porque en mi mano.

—En la tercera gaveta de tu lado de la cama, hay un pincel y un envase de tinta. Esa es la tinta que Taomon usa para hacer sus sellos. es especial, te vas a hacer ese sello en la mano y llenaras tus dedos de tinta también.

—Pero para eso tengo que soltarla.

— ¿Saco mi debilidad en la cola?

—Sí, eso también, jejeje es tu viva imagen.

—Entonces ya sabes cómo detenerla.

—Ok, dame unos momento.

—Papi que vas a hacer... ¡ahhh mi cola!

— ¿Arthur qué le hiciste?

-Solo le agarre la cola con la mía, es la única manera que tengo de poder trabajar, aunque creo que no lo resistió linda... se está estremeciendo en la cama.

—Ay es más sensible que su Madre, que tierno.

—Linda no es momento para eso ¿sabes?

Hice lo que ella me dijo en mi mano derecha, el sello me quedo bien, y llene mis garras de tinta.

—Aja ya estoy listo ¿ahora qué?

—Viene la parte que no te va a gustar...

—Ay dios, que me vas a poner a hacer.

— ¿Puedes ver el aura verdad?

—Sí, está en su pecho, casi todo su pecho ¿por qué?

—Tienes que juntar toda esa energía usando los dedos llenos de tinta para poder atraparla en un solo sitio, cuando lo hagas, presiona con la palma para que el sello lo encapsule todo.

— ¿Y cómo hago eso?

— Pasea tus dedos por su pecho.

—... ¿Es en serio?

—Si... solo piensa que es por el bien de tu hija y ya, vamos Cariño tú puedes, si cambiaste sus pañales puedes hacer esto.

— ¿Y qué hago con la pervertida esta?

—Si es como yo, será sumisa y se dejara hacer lo que quieras.

—Ay mujer si no te amara tanto, en serio que me cuestionaría por qué estoy contigo.

—Arthur vamos, con cada minuto que pasa solo se pondrá peor hasta solo ser una fiera que quiere satisfacerse.

— ¿Como tú con dos semanas de abstinencia?

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