Capítulo 26

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La noticia rápidamente recorrió todo el planeta, en cuestión de horas, todos lo sabían, y explotaron las teorías locas, de que era lo que saldría del vientre de esa Lilymon.

Las manifestaciones también se hicieron presentes, pero casi nadie les hacía caso, ya que todo estaban mas presentes de bienestar de Lilymon que de las minorías progres.

Los mejores doctores del campo se harían cargo de ella y su bebé, ahora solo era cuestión de esperar ver que pasaría.

—Ese pude ser yo...

Recordé todas las veces que lo hicimos, cada una de ellas y agradezco haber comprado esos condones.

— ¿Arthur?

—Ah sí, ¿Lio qué sucede?

Había olvidado que seguía en la línea.

— ¿Ya lo viste?

—Si ya lo vi, será mejor que si los uses amigo, que los uses todo, todo el tiempo.

—Sin duda alguna, hay que decirle a King, antes de que esos dos se pongan de calenturientos.

—Seguramente ya lo vio, por ahora esperemos a ver que pasara.

—Tranquilo, como te dije, no tengo prisa, dejare que la ocasión se dé sola.

—Bien, nos vemos.

—Claro, cuídate.

Colgué la llamada y apague el televisor para recostarme completamente en el sofá.

—Abuelo me salvaste de una muy, pero que muy grande...

Aun no estoy listo para ser Papá, no hasta tener con que asegurar el bienestar de un bebé y por Dios apenas soy mayor, es muy pronto para un bebé, no debería estar en mi horizonte como hasta después de los veintisiete como mínimo.

— ¿Cariño?

Una voz algo baja me saco de mis ideas, al levantar la cabeza Rena estaba de pie sosteniéndose de la pared, las piernas le temblaban bastante.

— ¿Linda estás bien? —Pregunte al levantarme.

—Si... solo que no tengo muchas fuerzas en las piernas.

Sonreí al escuchar eso para acercarme a ella y tomarla de como una princesa.

— ¡Carajo estas pesada!

— ¿De verdad? ¡ay gracias amor!

 Con el riesgo de una hernia, la lleve a la cocina y la senté frente a la mesa para servirle su almuerzo al tiempo de darle varios besos en la cabeza.

—Cuando comas te sentirás mucho mejor, por eso, te prepare todo este gran almuerzo solo para ti.

—Cariño no debiste.

—Todo por mi hermosa bola de pelos.

—Gracias Arthur.

Le serví y repitió tres veces, sí que tenía hambre y bueno no la culpo,le di anoche como cajón que no cierra muchas veces.

— ¿Qué quieres hacer?

—No quisiera hacer nada, ¿podemos solo recostarnos y comer helado?

—Claro.

La ayude a ir, para luego regresar por el helado para ir nuevamente.

Me des transforme y me recosté a su lado para empezar a comer mientras veíamos Flash en la laptop.

— ¿Linda dónde metes toda esa comida?

—Tengo el metabolismo acelerado, puedo comer y comer y no engordare nada amor mio,a demás el sexo cuenta como ejercicio y nosotros tenemos mucho mucho sexo.

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