Capítulo 29

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Regrese caminando a casa para poder pensar las cosas con calma, ya que volando llegaría demasiado rápido y aun así, con lo alto que soy los trancos que doy entre pasos son bastante largos.

—Si Lucemon mando a esa mensajera a buscarme es por una razón. Me teme, pero es como dicen los chicos, si él decide venir junto a los demás, ni yo podría con todos... ¿qué debo hacer?

Sé que no estoy en mi límite, los Digimon pueden fortalecerse más y más, peleando y entrenando, pero que tanto tendría que hacerlo, o que tanto me tomaría.

—Lo mejor será no estresarme por eso. Estarla y Rous aún les falta para alcanzar su potencial y ni hablar de Rena. Si Lucemon le preocupaba su última forma entonces más razones tengo para que ella la alcance, ¿pero cómo lo haré?

Sin darme cuenta ya estaba frente a la casa y casi paso de largo.

—Con esta forma me rinde la caminata, podría entrar en una maratón y llegar primero fácilmente, pero sería hacer trampa así que meh.

Al entrar y tener cuidado con la puerta, los chicos ya estaban en la sala.

—Y bien, ¿dime qué haremos?

—No nos queda de otra más que entrenar, todos, a las chicas a un les falta para estar en su nivel real.

— ¿Y quién nos entrenara?

—Muy buena pregunta Estarla. —Respondí al momento de embozar una gran sonrisa. —A partir de mañana tendrán que llamarme Entrenador Arthur.

— ¿Tú vas a entrenarnos?

—Es lo mejor, aparte de que creo, actualmente soy el Digimon más fuerte de la ciudad.

—Mi primo tiene razón, tenemos que hacernos más fuertes y solo con él lograremos eso.

¿Ahora Estarla me va a decir primo? Pero si era jugando esa broma.

—Supongo que tiene razón, tenemos que hacer algo, además de que pronto debo regresar al trabajo.

— ¿Planeas llevar a Estarla contigo?

—No lo sé aun, todo depende de lo que diga el jefe, debo hablar con el primero.

—Yo tengo todo el verano, así que está bien, puedo ayudar a Arthur.

—Nos vemos mañana en el parque de entrenamiento temprano, tampoco las haré entrenar todo el día, todos los días, pero quiero ver que tanto pueden fortalecerse.

— ¡Muy bien!

Las tres están entusiasmadas, esperemos esos ánimos duren hasta mañana.

—Ok chicos, aliméntenlas bien y déjenlas descansar para mañana.

—Ok, vamos Estarla, te preparare un gran cena.

— ¡Claro! Adiós primo, adiós Rena.

Si, ya se lo tomo enserio.

—No te creas que te salvaras de darnos el aventón a Rous y a mí.

—Entones apúrate.

—Hasta mañana chicos.

—Nos vemos.

Rápidamente los vi irse, para que la casa quedara en calma otra vez.

—Haaa —Suspire cansadamente. —Algo me dice que mañana será un largo día.

—Sé qué harás lo mejor para entrenarnos Cariño, confió en ti. —Sonrió mi esponjosa novia al darme un abrazo.

-Lo intentare. —Sonrió al besar su frente.

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