Capítulo 04

8.4K 464 231
                                    

Con una cara muy avergonzada y ojos llorosos me veía de manera molesta.

—Hey eso no fue mi culpa, cuando entre a la habitación ya estaba así. —Mentí. —En todo caso estoy algo impresionado, no creí que fueran a ser tan pronunciados.

—Soy una chica, claro que tengo pechos... aunque sea algo pequeños.

— ¿Pequeños? Yo los vi de buen tamaño. No sé cuál será el tamaño regular para las Renamon pero se ven bien para mí, son perfectamente proporcionales con tu cuerpo.

— ¿En serio? Creí que no te gustarían...

—Oye eres mi novia, todo en ti es hermoso para mi ¿ok?

—Ok. —Respondió con pena.

El resto del día paso y llego la noche, luego de una buena película y una deliciosa cena, decidí ir a dormir, siendo seguido por ella. 

Aún no me acostumbraba al hecho de que ella dormiría conmigo, pero prefería que durmiera allí que en el sofá.

— ¿Arthur podrías abrazarme?

—Claro.

La rodee con mi brazo izquierdo, para que ella lo usara como almohada mientras abrazaba su vientre.

Su cuerpo es bastante cálido, pero no al punto de que es caluroso.

Nunca entendí como mantenía su cuerpo caliente en las noches frías, quitando el pelaje que cubre sus pechos y su esponjosa cola, el resto de su pelo era sumamente fino, solo alcanzaba a darle sus característicos colores amarillo y blanco, a parte de las marcas en sus piernas, y bajo sus ojos.

—Parece un sueño que pueda estar así contigo.

—Te ofrecí varias veces dormir en la cama.

—Sí, pero tú dormirías en el sofá.

—Como si no lo hubiese hecho ya. —Le respondí dando un leve bostezo. —Creo que tardare unos días en acostumbrarme a dormirme tarde, buenas noche_

No termine mi frase ya que ella me había besado, algo sorprendido respondí, y continuamos así por un rato.

—Te quiero Arthur...

No podía resistirme a su cara avergonzada y roja, era tan bella y esos ojos que te derretían con solo mirarlos.

Definitivamente sentía algo por ella, ella me hacía feliz y me gustaba tenerla cerca de mí.

—Yo también te quiero Renamon.

Debía buscar un nombre para ella, el llamarla así me hacía sentir algo raro, pero eso ya seria para otro día.

Apegándola más a mi cuerpo, acaricie su vientre hasta que el sueño finalmente me tumbo.

Dormimos hasta más no poder ya que había desconectado el condenado aparato despertador, de igual manera, para alrededor de las 9 de la mañana estaba medio consiente.

—Awwwww —Bostece al tiempo de abrir los ojos. —Hoy no tengo ese dulzor jejeje.

Al parecer dormí en la misma posición toda la noche y ella también, al ver su tranquila cara sobre mi pecho sonreí.

—Vaya que es bonita.

Por suerte mi brazo izquierdo no estaba entumecido, debió mover la cabeza hacia el pecho hace mucho, pero algo redondo en mi mano atrajo mi atención.

Con la misma textura de su cadera pero más moldeable, cabía perfectamente en mi mano, como no podía ver, solo tantee un poco antes de saber que era.

— (Que suave es...)

Amor Digital.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora