Capítulo 46

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Estuvieron toda la tarde cuidándome y para la noche estaba mejor, pero aún me daban muchos escalofríos y estornudaba cada tanto, ellas fueron muy valientes al enfrentarse a su miedo solo por cuidarme, ya que tenían que bajar cada tanto a la cocina en casi completa oscuridad y con los truenos escuchándose cada tanto.

—Chicas ya duérmanse, ya estoy mejor, la fiebre bajo.

—Pero aun la tienes, por lo que no te moverás de esa cama hasta mañana Arthur.

—Ok, pero acuéstense a dormir, si pasa cualquier cosa se los diré, ya me siento realmente mejor.

—Jumm está bien.

Las tres se acostaron justamente como la noche anterior.

—Luci estás segura de dormir allí, voy a sudar mucho por la fiebre y eso no será nada agradable.

—Así me asegurare de que no te dé más fiebre mientras dormimos, si es por tu bienestar, no me importa.

—Ok, luego no te quejes.

—Cualquier cosa, estoy aquí contigo Cariño ¿sí? Cualquier cosa que necesites, solo debes decírmelo.

—Lo sé Rena, ya duérmanse, las tres tienen que descansar también.

Poco a poco se fueron entregando al sueño, hasta que solo quede yo, o eso creí.

— ¿Cómo te sientes Arthur? —Pregunto Lady al verme desde su lugar con una clara preocupación en su rostro.

—Un poco mejor Lady.

—Qué bueno.

—Espero para mañana estar mejor.

—... Arthur. —Llamo con algo de duda.

— ¿Si?

— ¿Yo... Yo soy importante para ti?

No pude evitar verla fijamente al escuchar eso, y caer en cuenta de que Lady antes de llegar a nosotros debió sentirse muy sola.

Ahora tiene una vida tranquila, que comparte con Lucia en su hogar, puede hacer más cosas sin temor a ser reprendida, tiene todo un mundo de posibilidades, todo eso después de ser prácticamente un esclava. Todo esto para ella aun es algo nuevo.

—Qué clase de pregunta es esa, por supuesto que lo eres.

Sus hermosos ojos color escarlatas se abrieron cuando le dije eso, Lady sin mascara parece un vampiro de la edad media, tés pálida a mas no poder, cabello color plata tan brillante como la luna llena, ojos rojos como la sangre y labios colorados por naturaleza acompañado de esos caninos que brillan de blanco, en resumen, podría ser una vampiresa fácilmente, un vampiresa muy hermosa sin duda.

— ¿E-Enserio?

—Claro que sí, eres una muy preciada amiga para mí, y casi una hermana para Lucia, de verdad no se el cómo agradecerte lo que has hecho por ella, estando a su lado, cuidándola, ayudándola, y sobre todo haciéndola sonreír, de verdad muchas gracias Lady.

Hable con la verdad, y era algo que quería decirle desde hace un tiempo pero nunca se dio la ocasión.

Creí que sonreiría, pero hizo completamente lo opuesto, empezando a llorar como una niña.

— ¡Lady no llores, perdón si dije algo mal!

—N-No son lágrimas de tristeza, son de felicidad, estoy muy feliz.

Mientras se secaba las lágrimas que no dejaban de salir, me dijo eso.

—Nunca desde que tengo memoria, nunca fui tratada como ustedes lo hacen, solamente era una sirviente más para los señores oscuros, una herramienta y un arma, nunca nadie me hablo con amabilidad, o se preocupó por mí, yo solo existía y ya.

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