Capítulo 95

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Narra Arthur.

Incluso llego a tales extremos, en serio que ya no tiene remedio, no veo otra solución que enfrentarla, pero aún me faltan fuerzas como para someterla con rapidez.

—Quédense detrás de mí.

Mi interpuse entre ella y las chicas, un ataque de Ange cuanto mucho me perforaría un poco la piel, nuestros niveles de fuerzas son muy diferentes.

—Papá en ese estado no puedes hacer mucho, deja que yo me encargue de ella.

—Ni hablar, ella está loca, no sé qué cosa podría llegar a hacer, mejor quédate junto a tu madre.

— ¡Pero Papá!

Fue en vano el que insistiera, porque como si su Digivice fuera el Ovnitrix empezó a sonar y de un momento a otro regreso a su tamaño de Renamon joven.

—Ahora con más razón quédate con tu Mamá. Ange, no tienes que hacer esto, no te permitiré que dañes a mi familia.

—Ellas no te merecen.

—Y tú crees que haciendo esto solucionaras todo. crees que es tan fácil como dispararle a mi esposa e hija, y ya acabara todo, eso solo empeoraría tu situación. Entiéndelo Ange, eres cómplice de secuestro he intento de asesinato, ya estás en una posición muy precaria.

— ¡Nada de eso me importa yo solo te quiero a ti!

— ¡Pero ya yo tengo a Rena! ¡No puedes entender eso maldición!

— ¡Cállate Arthur solo dices eso para herirme!

— ¡Lo digo para que entres en razón de una maldita vez. Te lo dije desde un principio. Te veo solo como una amiga, te lo dije siempre, te lo deje lo más claro posibles. Porque rayos sigues insistiendo en algo que simplemente nunca iba a pasar!

— ¡Porque te amo, siempre te he amado, desde ese día que te vi en la fiesta, me enamore perdidamente de ti! —Grito para tensar entre comillas su arco. — ¡por eso ellas no pueden tenerte, si yo no te tengo, nadie más lo hará!

Solo vi como la flecha de luz salió disparada a una gran velocidad hacia donde estaba, en ese momento todo se puso lento, muy lento, casi como si el tiempo se detuviera, algo en mi cuerpo se reactivó, y tome la flecha en mis manos para detenerla, pero el solo contacto me hacía doler la mano, dolía como si alguien vertiera acero derretido en ella.

— ¿Te atreviste a dispararle a mi familia?

Eso me hizo enfadar a tal punto que casi no razone, solo tome la condenada fecha para romperla con mis manos.

— ¡Solo hay una cosa que no le perdonare a nadie en esta vida, y es el tratar de hacerle daño a mi familia, ni siquiera a ti Ange!

Mis ojos se afilaron otra vez y mis alas se desplegaron en lo que mi Cañón de plasma reapareció en mi mano.

—Te doy la oportunidad de irte, dejare que te vayas y no regreses nunca más, olvídate de mí y de querer lastimar a mi familia. Búscate otra vida, te doy esa oportunidad.

—Sin ti... ¿para qué vivir?

Nuevamente en su arco apareció otra flecha, con el mismo objetivo, Rena.

—Prefiero matarla y que tú me mates a mí, así ninguna de las dos podrá tenerte, prefiero eso a saber que ella se quedara contigo.

—Pero porque no nos puedes dejar en paz, Arthur no te ha dado ninguna razón creer que tenías oportunidad con él, debiste continuar solo con tu vida y dejarnos en paz, ¡no podías hacer eso!

Rena salió de mi espalda para ponerse a mi lado junto a la niña, mirando con mucho enojo a Ange.

— ¡Tú no entiendes lo que es amar a alguien con locura!

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