Capítulo 36

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Creo que me acostumbre a dormir con esa fluffy bola de pelos a mi lado, el ¿por qué digo esto? Bueno porque son pasadas las dos de la mañana, me está congelando el puto aire acondicionado y tengo que ir al baño.

Mi impedimento: Lucia acostada sobre mi pecho a todo lo largo y ancho.

—No debí beber tanta Coca-Cola... —Queje al verla dormir. —Ella no se moverá de allí...

Estaba completamente acostada sobre mi pecho, su cabeza quedo justo debajo de mi mentón, por lo que tampoco podía mover mucho mi cabeza.

—Me sorprende que no le dé frío...

En su sueño se movió tanto que dejo las mantas a un lado, pero creo que mi pecho le da el calor que necesita, para mantenerse cómoda y cálida.

—A ver si al menos puedo cubrirnos del frío.

Use mi cola para tomar la manta y acercarla, y con mi brazo izquierdo la puse sobre nosotros, ya con eso pude lidiar mejor con el tremendo frío que estaba haciendo.

— (Mejor.)

Poco a poco me fui quedando dormido otra vez hasta no saber nada más del mundo.

—Arthur...

—...

—Despierta...

—Mmmm...

—Vamos arriba ya son las nueve...

—Mamá ya me gradué de la universidad, déjame dormir...

—Vaya que es tierno... flojo, pero tierno... bueno será por las malas. —Murmuro al momento de levantarse un poco para menear las caderas. — ¡Planchazo!

Se dejó caer en mi estómago con todo su peso, que no es mucho pero igual me saco algo el aire y me hizo despertar.

— ¡Guah! ¿¡Por qué hiciste eso...!?

—No despertabas.

— ¿No podías solo moverme y gritarme hasta que lo hiciera?

—Así no sería divertido.

—Eres malévola ¿lo sabias?

—Gracias, aprendí del mejor.

—Ay mi pansa... creo que se me va a salir el relleno.

—No peso tanto...

Puso una cara molesta he inflo las mejillas se ve tan linda.

—Lo sé, solo bromeo, pero dame un permiso, tengo que ir al baño.

— ¿Por qué no fuiste anoche?

—Porque, cierta escurridiza se acostó sobre mi pecho como un koala y no me dejo moverme.

— ¡Ups!

—Ya regreso.

Qué bien se siente ir a orinar después de aguantarse por mucho rato, por suerte ella tiene su propio baño en su recamara.

—Listo, mucho mejor, hasta me siento más ligero. vayamos a desayunar, seguro Lady nos preparó algo delicioso.

— ¡Cárgame!

— Ayer cumpliste dieciocho. ¿No estás algo grande para eso?

—No.

—Haa... ok, ¿cómo princesa o de caballito?

— ¡Caballito!

A veces creo que la edad va en reversa con ella.

Luego de llevarla hasta la cocina, la senté en la mesa y yo me senté a su lado, para ver mi teléfono, le repique varias veces a Rena, pero conociéndola se desveló jugando, y ni sabe qué hora son.

Amor Digital.Where stories live. Discover now